La esquina

josé / aguilar

Dejad a la Justicia

EL día siguiente a aquel en que la menor de sus hermanas se convirtió en el primer miembro de la Casa Real española en ser imputado en un caso de corrupción, el Príncipe les dijo a los 231 jueces de la nueva hornada-con una media de edad de 30 años y mujeres en un 63%- que su labor "cobra aún mayor trascendencia en momentos complejos como los actuales, que exigen a todos afrontar con valentía retos y desafíos, y que demandan eficacia, seguridad y confianza".

Don Felipe de Borbón y Grecia, llamado a ser Rey, reaccionó así, de forma sosegada y correcta, a la imputación de doña Cristina de Borbón y Grecia: reafirmando la seguridad y confianza que la sociedad española demanda a los administradores de la Justicia que habrán de decidir el futuro de la esposa de Iñaki Urdangarín, el ex deportista de éxito que más está haciendo por la causa republicana en España.

Les aseguró también el Príncipe que los miembros de la carrera judicial son merecedores de la mayor confianza y les instó a desarrollar su trabajo con prudencia y fortaleza. Dos virtudes que necesitará el juez Castro, y también la Audiencia Provincial de Mallorca que tendrá que decidir si confirma o rechaza la imputación, lo cual ocurrirá, probablemente, después del 27 de abril, la fecha inicialmente fijada por el juez para tomar declaración a la infanta. Igualmente las necesitaría, en mayores dosis, el tribunal que tuviera que juzgarla, en el caso de que pasara de imputada a procesada.

Prudencia para afrontar el caso con frialdad, mesura, rigor, ecuanimidad y tino, con plena consciencia de lo que está en juego y absoluta disposición a aplicar la ley sin acepción de personas (ni a favor ni en contra por ser los implicados quienes son). Fortaleza para resistir la presión objetiva que despliega un escándalo de la dimensión del caso Nóos y las presiones subjetivas de los que, si pudieran, forzarían la legalidad para salvar a la Monarquía de la quema o, en el bando contrario, para quemarla con una condena ejemplarizante que ya está dictada en buena parte de la opinión pública. Ni lo uno ni lo otro.

Por lo demás, y a diferencia de lo ocurrido con Urdangarín, la Familia Real parece dispuesta a defender a la infanta Cristina y proporcionarle un abogado distinto al de aquél. Creerán en su inocencia, pero se atendrán a lo que dicten, desde la prudencia y la fortaleza, los jueces. Lo dijo el Príncipe de Asturias al día siguiente de que empapelaran a su hermana.

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