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Juan Ruesga / Navarro

Desamortización cultural

VIENE un año muy duro para las instituciones culturales sevillanas, según lo sabido estos días sobre los presupuestos de la Junta de Andalucía. Hay rebajas por doquier. Algunos teatros y museos pueden llegar al límite de su viabilidad. Al menos como los hemos conocido. En el caso del Museo Arqueológico y el Museo de Bellas Artes las aportaciones son prácticamente testimoniales. La verdad es que son los museos españoles que conozco que menos se les nota que llevamos treinta años de democracia y desarrollo. Están casi igual que cuando los visitaba en mis años de estudiante.

Es el signo de los tiempos de crisis. Parecen muy lejanos 2007 y 2009, años en los que la Junta organizaba la Feria de Industrias Culturales de Andalucía en Sevilla. En ellas se apostaba por la cultura como factor de desarrollo, aspecto confirmado por todos los estudios y propuestas internacionales como estratégico para países y regiones de economía media como es el caso andaluz. Pero eso quedó atrás, o al menos eso parece. No hemos conseguido que el dinero empleado en cultura sea considerado una inversión, sigue siendo entendido como un gasto, y ahora toca recortar gastos.

La experiencia nos enseña que cuando una familia o empresa pasa dificultades económicas o se quiere reorganizar, vende parte de su patrimonio para intentar enderezar el rumbo. Así está empezando a pasar. Leemos subastas de inmuebles que eran sedes de empresas. Caja Madrid ha puesto a la venta el Palacio de la Música, en la Gran Vía madrileña. La SGAE intenta vender parte de sus teatros. Como nuestro Palacio Central, el Teatro Avenida de Madrid ya es un H&M. Las grandes firmas mundiales de confección barata que aún no han entrado en España exploran las opciones para convertir teatros en tiendas. La GAP norteamericana y la UNIQLO japonesa están deseando colocarse en posiciones centrales en las ciudades españolas. Si el uso cultural no es apoyado, no será viable y los teatros se convertirán en comercios o supermercados. Los cambios urbanísticos lo permiten.

¿Cuánto tiempo pasará hasta que intereses privados pongan sus ojos en el patrimonio cultural edificado en estos años con dinero público? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que a algún gestor económico se le ocurra que hay demasiados teatros públicos y que porqué no se pueden vender algunos para usos privados, para salvar los demás? Los primeros pasos serán que los teatros públicos pasen a manos privadas, pero manteniendo el uso de interés púbico. Después ya veremos. ¿Creen que es un planteamiento muy exagerado? En estos días ha salido a concurso de edificación un teatro municipal en Estepona. Lo primero que llama la atención del pliego del concurso es que la empresa constructora que se adjudique las obras tiene que hacerse cargo del mantenimiento integral del edificio, del equipamiento escénico y de la gestión y programación durante dos años. Pero la edificación se pagará con dinero público. Es un primer paso y ni siquiera han tenido que pedir entrar. Los están llamando. El resto vendrá solo. Ojalá me equivoque.

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