Muy buena noticia es que la Avenida del Greco se humanice, lo que quiere decir que se reurbanice con lo que ahora se llaman criterios sostenibles: trato preferente al peatón en compatibilidad con el tráfico rodado cuya velocidad se limitará, mobiliario urbano bien diseñado, materiales seguros y gratos a la vista, zonas de sombra arboladas y jardines. Dice el alcalde que será una experiencia piloto que se podrá exportar a otras calles y zonas de la ciudad. ¿Experiencia? Todo esto era sabido desde muchos, muchísimos años. No muy lejos de allí, en el eje formado por las avenidas de la Cruz del Campo, Eduardo Dato y Ciudad Jardín con la Gran Plaza como centro había bulevares con zona peatonal central y cuádruple hilera de árboles. En torno a ellas el viejo Nervión era un pequeño paraíso de chalés, casitas de dos plantas, damas de noche, jazmines y buganvillas. Todo se acabó a partir de los terribles años 60.

Pero no hay que irse tan lejos en el tiempo. Frecuento la Avenida Manuel del Valle y el barrio de San Diego. La primera fue trazada como un bulevar con un amplio paseo central arbolado. Y el barrio tiene unas grandes y muy bien cuidadas zonas arboladas y ajardinadas separando los bloques. Es así de fácil. Basta gobernar, es decir, poner límites al afán densificador y masificador de las constructoras; trazar las nuevas vías con abundante arbolado; reponer el perdido por el maltrato que nuestro Ayuntamiento le da -¡cuántos tocones y alcorques vacíos en esta ciudad!-; llenar de árboles y zonas verdes los abrasadores y deprimentes desiertos urbanos creados desde los 60 hasta hoy, como la horrenda por deforestada José Laguillo, nacida al calor (nunca mejor dicho) de la Expo. En lo que a la calidad de vida de los vecinos se refiere todo está ya inventado. Verde, que te quiero verde.

Muy bien, por lo tanto, lo de la Avenida del Greco. Pero debió hacerse antes y no haber perpetrado otras barbaridades. Piensen en las soluciones Sahara, Gobi, Valle de la Muerte o Kalahari que se han dado a la Plaza de Armas, Santa Justa o la Avenida de la Constitución. O en la tala de los grandes árboles de la plaza de San Lorenzo. ¡Eran un peligro! Claro: no se han cuidado nunca… No hace un mes se han talado 48 árboles en Kansas City por obras de Emasesa. Ojalá que lo del Greco sea un acto de contrición que conlleve propósito de enmienda. Permítanme dudarlo.