La tribuna

Joaquín Moya-Angeler Cabrera

Desmitificar la innovación

Innovar, según la acepción que de este verbo recoge la Real Academia Española de la Lengua, no es más que mudar o alterar algo, introduciendo novedades. Según esta definición, prácticamente todas las nuevas empresas serían innovadoras, pues nacen con la idea de hacer cosas nuevas en el mercado. Sin embargo, a algunos empresarios la palabra innovación les suena aún casi a magia, a algo difícilmente alcanzable o aplicable en su negocio.

Para que una empresa se desarrolle y perdure en el tiempo, la innovación debe estar presente, ser algo que se produzca de forma habitual. De hecho, en muchas empresas lo es, pero en algunos casos sin que sus gestores sean conscientes de ello. En otras, pese a haber nacido a raíz de una idea innovadora, una vez en marcha no invierten más en innovación, lo cual supone una gran contradicción. En realidad, casi todas las empresas que nacen -más allá del establecimiento societario de un antiguo oficio metier-, lo hacen a partir de una idea innovadora.

Uno de los objetivos importantes que nos hemos propuesto en Corporación Tecnológica de Andalucía es el hacer de la innovación un concepto cercano al empresariado. Algo que forme parte de las actividades diarias de reflexión. En definitiva, la desmitificación de un concepto que parece lejano y no tiene por qué serlo. Para innovar no siempre se necesitan grandes laboratorios con muchas personas investigando. Basta tener una buena idea y ver la forma de desarrollarla. Si investigar es destinar recursos para generar conocimiento, innovar significa aplicar el conocimiento para dar lugar a un producto o servicio que genere dinero.

Algunos ejemplos pueden ilustrar este concepto. La Humanidad descubrió la rueda en el siglo 30 antes de Cristo, con el objetivo esencial de mover o transportar cosas. No hace más de 20 años que la rueda se ha incorporado a las maletas como un elemento integral de ellas. Cincuenta siglos han sido necesarios para hacer mucho más fácil la vida (y, sobre todo, aliviar las espaldas) de todos los que viajamos con habitualidad.

Otro ejemplo más cercano es el desarrollo de los cultivos tempranos en Almería, y la gran generación de riqueza para la provincia, y consecuentemente para Andalucía, que ello ha supuesto. En perspectiva, la idea es fácil y trivial, y constituye un gran ejercicio de creación e innovación.

En Corporación Tecnológica de Andalucía fomentamos el desarrollo de todo tipo de innovación, y por ello contamos en la actualidad con un centenar de empresas y cerca de mil investigadores trabajando codo con codo para aplicar el conocimiento científico generado en las universidades al desarrollo y puesta en el mercado de productos innovadores. Aunque no nos importaría, el objetivo no es conseguir un Premio Nobel; para eso hay otras fuentes y otros canales. Lo que buscamos es una investigación práctica, que mejore la oferta y la competitividad de las empresas.

Las empresas, insistimos, deben asumir la innovación como un día a día. Si no, tendrán una vida muy corta. Y esto es aplicable a todos los sectores de actividad, desde los más nuevos hasta los más tradicionales de nuestra economía.

Andalucía tiene unos recursos naturales únicos en muchos sectores, y sin duda en el turismo, el medio ambiente, la agricultura y otros donde la aplicación de la innovación en todos sus ámbitos e intensidades nos ayudaría a fomentar su desarrollo.

En definitiva, la innovación es algo natural en la vida de las personas: crecemos y evolucionamos probando nuevas experiencias y aplicando el conocimiento que vamos adquiriendo. Para que esto se produzca en el ámbito de la empresa es necesario un tejido productivo dispuesto a competir en un entorno global, así como un cambio cultural que asiente en la sociedad el valor del talento y de la capacidad de emprender sin temor a asumir riesgos.

Corporación Tecnológica de Andalucía tiene el mandato de impulsar la innovación en nuestra Comunidad respaldando proyectos empresariales con un alto grado de transferencia de tecnología. Para ello, dispone de una importante cantidad de fondos que aseguran que ningún proyecto innovador viable se quede sin financiación y que el resultado de estas iniciativas genere valor en nuestra región.

Cómo utilicemos estos recursos en los próximos años y cómo logremos movilizar nuevas fuentes de financiación como el Fondo Tecnológico de la Unión Europea será determinante para el futuro.

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