La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Desprecio paga la ofensa del necio

Lo mejor es ignorar las cutres majaderías que al utilizar la Semana Santa buscan hacer ruido. Así se desinflan

Se cuenta que tras una faena triunfal los belmontistas sacaron a hombros a su ídolo para llevarlo a su casa, como era costumbre. Al pasar por la puerta de una iglesia ante la que el párroco contemplaba el tumulto se dirigieron a él pidiéndole un paso para llevar en procesión a Belmonte. "¡Blasfemos! ¡Cómo va a llevarse a un torero en un paso!", les gritó indignado. Añadiendo por lo bajini: "Si al menos fuera Joselito…". Un siglo ha pasado, pero parece que todo aquello a lo que se da importancia en Sevilla o sobre lo que se quiere llamar la atención debe ser llevado en un paso. Además de chupar de la Semana Santa, que -les moleste más o menos a los progres pedantes- parece ser unánimemente reconocida como lo que tiene más peso en la ciudad y mejor la representa, molesta a quienes se la toman en serio y exigen que se respeten sus creencias, sentimientos y símbolos.

Ofendiéndolos se logran unos cuantos artículos de la rancia legión de opinadores (que son todos los no estabulados en la izquierda de corta y pega) y la protesta de alguna hermandad o algunos cofrades. Entonces el negocio es redondo porque el mamarracho -ya se trate de la grosera procesión del coño insumiso o del anuncio cutre del Festival de Cine Europeo- goza de difusión gratuita, se perfuma con las esencias martiriales de la persecución a manos de la caverna católica, capillita y reaccionaria, y se corona como campeona de la transgresión y la libertad de expresión.

Todo gratis porque atacar o mal utilizar los símbolos de la religión y la Semana Santa da mucho prestigio entre los sevillanos que creen descender de la pata de Olavide y Blanco White; y la protesta, o incluso la denuncia si se da el caso, quedan en nada para quien protesta o denuncia y en mucho de difusión, publicidad y prestigio progre para quien ofende. No se olvide que, según el juez que ha dictado sentencia, la finalidad de la procesión del "santísimo coño insumiso" en la que se coreaban blasfemias ("la Virgen María también abortaría") y amenazas ("vamos a quemar la conferencia episcopal"), "no era ofender los sentimientos religiosos". Vale.

Ni se debe ignorar con qué bueyes se ara ni se deben pedir peras al olmo. O lo que es lo mismo, no se puede ignorar en qué realidad vivimos y qué puede esperarse de la justicia. Por ello lo mejor es ignorar estas cutres majaderías en vez de hacerles de caja de resonancia. Así se desinflan.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios