Cuchillo sin filo

Francisco Correal

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Día ideal para invadir China (un recuerdo de Luis del Sol)

El banco de Soria de la plaza de España tiene como motivo cerámico el sitio de Numancia. Allí quedé con Luis del Sol cuando le di la vuelta, provincia por provincia, a ese semicírculo de Aníbal González. Luis del Sol fue soriano por catorce días, el octavo de los hijos de Bonifacio del Sol, maquinista de ferrocarriles, y Abelarda Cascajares. La cita fue en junio de 2002, en pleno Mundial de Japón y Corea, el primero de un jovencísimo Joaquín Sánchez con veinte años. Don Luis era un caballero en la más amplia dimensión de la palabra. Un currículum descomunal con una sencillez a prueba de vanidades. Nos reíamos. Ese mismo día, ya han pasado 19 años, debutaba China en un Mundial de fútbol. La entrenaba Boris Milutinovic y se enfrentaba a Costa Rica. Le dije a Del Sol que era el día ideal para invadir China, con todos los chinos pegados al televisor. No han vuelto a disputar un Mundial.

18 de mayo de 1960. Nunca se han metido tantos goles en una final de la Copa de Europa. El Madrid venció al Eintracht de Francfurt por 7-3. El partido se disputó en Glasgow. Era la quinta Copa de Europa. Cuatro goles de Puskas, tres de DiStéfano. Las crónicas dicen que Del Sol llevó la manija de ese dominio imperioso. En la misma ciudad, 42 años después, el Madrid conquistó la novena con un gol inverosímil de Zidane al Bayer Leverkusen. Del Sol y Zidane están en el paseo de la gloria de la Juventus de Turín. Sin saberlo, Luis del Sol me regaló una imagen, una analogía entre fútbol y literatura. Cuando los compañeros abrazaron a Zidane tras el gol decisivo, encontré en Luis del Sol el contrapunto a Luis de la Sombra, referencia a Luis Cernuda, que vivió parte de su exilio en Glasgow, ciudad que llama “vómito de niebla y fastidio” y donde evoca en las páginas de Ocnos la Sevilla perdida de su infancia y adolescencia. El poeta sin abrazos.

Luis del Sol nació en la primavera de 1935, cuando el Betis del irlandés O’Connell ganó la Liga. Por esa época tuvo de presidente al torero Ignacio Sánchez Mejías, el promotor de la reunión en diciembre de 1927 en Sevilla de los poetas unidos en la historia de la Literatura a esa fecha. Con una foto de la que faltan los tres sevillanos: Cernuda, Villalón y Aleixandre, que ganó el Nobel de Literatura el mismo año que el Betis ganó la primera Copa del Rey.

Luis del Sol, mundialista en Chile 62 e Inglaterra 66, marcó el primer gol en partido oficial en el nuevo estadio de Nervión. El Betis volvía de su enésima travesía del desierto. Fue el único derbi en el que coincidió con Juan Arza, el Pichichi sevillista. Justo cincuenta años después, el 21 de septiembre de 2008, Betis y Sevilla se enfrentaban en Heliópolis. Para recordar esas bodas de oro de la memoria, junté en Coria del Río, a la vera del Guadalquivir, a Luis del Sol y uno de sus mejores amigos, Ruiz Sosa, que jugó ese partido con el Sevilla. Un encuentro amistoso, inolvidable, de dos centauros del desierto, en la Baracaldo del Sur. Aquel 21 de septiembre de 1958, Cernuda cumplía 56 años. Ya vivía en México. Nunca volvería. Cuando muere en 1963, Luis del Sol ya estaba en Turín, ídolo de la Vecchia Signora. En su caso, la realidad se acercó todo lo que pudo al deseo.

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