NUNCA tuve la mínima sensación de que el trasvase de los toros de Interior a Cultura fuese bueno. En principio no creí que fuera lo mejor para el aficionado, ya que orillando el papel del policía en el planeta de Tauro la reconocida picaresca de los taurinos podría subir a cotas espectaculares. No es que fuese a embarcarse en cualquier corrida al perro de la finca, pero casi. En fin, que el cambio de ministerio nunca lo vi como la panacea para que la Fiesta viviese un tiempo mejor. Y mis temores se acentuaron cuando se hicieron púlicos los nombres de los nuevos galardonados con la medalla de las Bellas Artes y no aparecía torero alguno. Afortunadamente se rectificó a tiempo y el nombre del gran Diego Puerta ya aparece. Aunque Diego no la pueda disfrutar y aunque fuese más torero de valor y gracia que de arte, bienvenida sea la noticia para el toreo y para que nuestra reticencia con el trasvase no se acentúe.