Opinión | Pisando área
Jesús Alba
El Olimpo es más Olimpo con Iniesta y Nadal
Sonaba alegre en Heliópolis el himno que Pascual González y sus Cantores estrenaron en junio del 85. Fue en Villa Luisa ante una semifinal de Copa con el Athletic y aquello sonaba con la alegría de la esperanza por un éxito. El domingo en Villamarín, el jacarandoso himno bético llevaba un halo de tristeza por el adiós de un autor sevillanísimo que se ha ido sin que Sevilla disfrutase de su pregón de Semana Santa. El Sevilla reza cantando de Pascual no se puso ante el atril del Maestranza y bien que lo echaba de menos ese hermano de San Benito que metía en el tres por cuatro toda su carga sentimental . Y sólo cabe decir que Sevilla se perdió un pregón que hubiera sonado apoteósico, sin imposturas ni ojana. Se ha ido sin ver cumplido su deseo mayor por culpa de una ciudad que tiene en el fariseísmo una de sus señas de identidad más definitorias. Descansa en paz, amigo.
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