Cuando se hacen lenguas sobre el poder de convocatoria de la plaza de toros de Madrid siempre me paro a pensar en qué significan 24.000 almas en una población de siete millones más una población flotante como no hay otra en todo el país. Y refuto con que más poder de convocatoria tiene la Maestranza, que acoge a 11.000 espectadores en una ciudad que cuenta con una población que es la décima parte de la de la capital del Reino.

Dicho lo cual, extrapolemos el argumento al fútbol y no nos vayamos muy lejos, justo al domingo último, feliz día de resultados deportivos y de afluencia de espectadores cuando ya los estadios pudieron ir al copo. Unas cifras que superan proporcionalmente a cuantas puedan darse en cualquier otro punto geográfico. 30.601 espectadores en Nervión y, un par de horas después, 45.362 en Heliópolis, hablan elocuentemente sobre la repercusión del fútbol en nuestra ciudad.

Resultados deportivos aparte, la gran noticia en ese penúltimo domingo de octubre fue la afluencia de aficionados a ambos recintos. 75.963 espectadores, según los tornos, asistieron a los triunfos de Sevilla y de Betis, lo que representa más del diez por ciento de la población sevillana. Una cifra porcentual que supera considerablemente a las que se dan en los restantes recintos de la piel de toro y que, por ejemplo, deja en evidencia el poder de convocatoria del resto.

Y ya que hemos sacado a colación, la importancia del fútbol en Sevilla, solacémonos con la trayectoria de ambos equipos. En una auténtica orgía de fútbol y de goles, el Sevilla se deshizo con autoridad insultante de un Levante en depresión, mientras que el Betis sufrió cuando todo parecía ir con viento de popa. Magnífica trayectoria del fútbol según Sevilla, mañana más y una noticia por encima de todas las demás, la asistencia cuando ya hubo vía y hasta barra libre.