Tenemos la puñetera desgracia de equivocarnos de tal manera cuando vamos a las urnas que le damos carta de naturaleza a auténticos politicastros que no tienen idea de qué pasó antes de que nacieran. Y el problema que acarrean estos semovientes es que, como todo analfabeto que se precie, dictan desde el dogmatismo. Están en posesión de la verdad, aunque esa verdad sea tan mentirosa como la que ha vomitado esa diputada de Podemos haciendo que la Reconquista sea una especie de golpe de Estado con ocho siglos de duración. Parece mentira que semejante paleta tenga un acta con escaño en el Congreso y así nos va, con el país desangrándose y las colas del hambre engrosándose en terrible progresión geométrica. Dicen que quien ignora la Historia está condenado a repetir sus peores capítulos; pues, eso, sigan diciendo estupideces y falsedades, no paren.