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Crónica Personal

ERC, la china en el zapato de Sánchez

La sentencia del TJUE ha hecho saltar por los aires el tablero de negociaciones entre PSOE y republicanos; la investidura parece que se demorará para desgracia de Sánchez.

ERC, la china en el zapato de Sánchez

ERC, la china en el zapato de Sánchez / FERNANDO ALVARADO (Efe)

La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha hecho saltar por los aires el tablero de negociaciones entre Moncloa-PSOE, Podemos y ERC. En una reacción insólita de los sanchistas, Carmen Calvo ha echado la culpa a Mariano Rajoy, lo que demuestra hasta qué punto el equipo de Pedro Sánchez ha perdido el norte. Desde todos los sectores sociales, incluidos muchos cada vez más alejados del presidente en funciones y espantados ante sus acercamientos a los independentistas, se clama por romper cualquier contacto con ERC y buscar otras fórmulas para ser investido. Sin embargo, no se transmite desde Moncloa ninguna señal de que Sánchez se replantee el Gobierno de progreso, como él lo llama.

No sólo la sentencia del tribunal europeo ha causado perturbación. Las negociaciones de Sánchez se llevan con absoluto hermetismo y pacto de silencio, lo que ha disparado las especulaciones y la rumorología. Incluso las personas del entorno de Sánchez no están al tanto de lo que se habla entre bambalinas, al punto de que hay negociadores que han sido desmentidos por sus propios compañeros.

Sucedió el miércoles cuando José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE, declaró que las cosas con ERC iban bien y que el partido independentista había renunciado a la unilateralidad. Faltó tiempo para el desmentido de la portavoz republicana, que acusó al Gobierno de meter presión. También Moncloa desmintió a Ábalos. ERC sí contempla el espíritu de la unilateralidad cuando insiste en que se va a mantener el camino marcado por los independentistas que pusieron en marcha el procés.

Miedo a Puigdemont

Moncloa estaba obsesionada con llegar a fin de año con Sánchez de presidente y hasta la sentencia de Luxemburgo no ha puesto límite a las negociaciones para conseguirlo, aunque eran conscientes de que nada podía acordarse con ERC hasta después su congreso y por eso señalaban el 27 de diciembre como inicio de la investidura, el 28 para la primera votación y 48 horas más tarde la segunda. Ese calendario ya no parece posible, porque los independentistas están tan fuertes tras la sentencia que han puesto el listón muy alto para dar luz verde a Sánchez con una abstención que nunca iba a ser a cambio de nada, igual que ocurre con Podemos, que ya no se conforma con un vicepresidente y dos ministerios, ya han confirmado tres y en las últimas horas dicen que no renuncian a un cuarto. Han encontrado un candidato tan dadivoso, tan abierto a todo con tal de presidir, que piensa Pablo Iglesias que nada es imposible.

Iglesias, una vez alcanzado el acuerdo con Sánchez -cuyo contenido concreto se desconoce-, cumple también con el papel que le ha pedido el líder socialista, y ha presionado a En Comú, su partido afín en Cataluña, para que a su vez azuce a ERC y convenza a sus dirigentes de que apoye un Gobierno PSOE-Podemos. También ha hecho gestiones ante ERC Iceta, que aspira a que tras unas nuevas elecciones en Cataluña, que todos prevén para el verano, se pueda formar un Ejecutivo tripartito con PSC, ERC y En Comú-Podemos-Iniciativa. Con Miquel Iceta de presidente de la Generalitat. Todo eso hay que ponerlo en tiempo pasado, porque los independentistas están tan fuertes desde la mañana del jueves que lo que preocupa a ERC ya no es apoyar a Sánchez que con seguridad iba a aceptar reformas constitucionales e interpretaciones jurídicas que harían posible cumplir las ansias secesionistas y de autogobierno. Hoy preocupa a los republicanos que Puigdemont regrese a España en loor de multitudes, que la Justicia española no logre sentarlo en el banquillo porque prevalecerá su condición de eurodiputado... y daría un empujón importante a JxCat, que se encontraba en una situación desfavorable frente al empuje de ERC.

¿Y ahora?

Desde esa hora aciaga de la mañana del jueves, Sánchez y su equipo analizan la situación. Tocaban el cielo con la punta de los dedos, seguros de que ERC se avendría a la abstención a cambio de concesiones que Carmen Calvo había asegurado que se podrían aceptar sin quebrar la Constitución. Ese cielo ahora se aleja y aunque el equipo de Moncloa no ha iniciado la búsqueda de otras fórmulas, hay socialistas hoy apartados del poder, pero con voz que todavía puede mover voluntades, que dicen que no van a consentir que el PSOE se asocie con independentistas irredentos que, crecidos por su éxito en Luxemburgo, sólo permitirán que Sánchez gobierne si acepta lo inaceptable, el camino hacia la ruptura territorial de España.

También se advierte alguna grieta en los partidos regionalistas que en principio apoyaban a Sánchez. Fuentes socialistas afirmaban la semana pasada que Teruel Existe, el Partido Regionalista Cántabro y el Bloque Nacionalista Galego ponían reticencias al Gobierno de progreso. Los dos primeros exigían conocer previamente el pacto con ERC para asegurarse que respetaba la Constitución; los cántabros querían además el AVE y el diputado aragonés toda una lista de obras de infraestructuras. El BNG, la derogación de la Reforma Laboral y que se negocie el precio de la autopista de peaje AP-9. Una vez más, la política va de la mano de los asuntos dinerarios.

¿Y ahora? Ahora, como diría Pío Cabanillas, lo urgente es esperar. Esperar a que se aclare la situación judicial de Puigdemont y que se resuelva también la de Torra, inhabilitado por año y medio por no retirar los lazos amarillos, aunque ha dicho que no piensa acatar la sentencia. Esperar a que se convoquen o no elecciones en Cataluña y cuál sería la situación de Puigdemont, y esperar sobre todo a que Sánchez aclare si piensa seguir en su disparatada fórmula de investidura, hoy más desprestigiada porque un independentismo crecido en las últimas horas ya ha planteado nuevas exigencias para la investidura.

La tarde del jueves las palabras gran coalición o Gobierno socialista en solitario, con apoyo externo de PP y Ciudadanos con condiciones, volvieron a pronunciarse en los círculos políticos. Pero Sánchez no ha dicho nada. Sin embargo, empiezan a haber noticias que lo dejan en una situación imposible; entre ellas, además de las que proceden directamente de ERC, la del diputado de En Comú Jaume Asens, que ha exigido que los independentistas presos puedan salir de prisión para trabajar antes de cumplir el plazo previsto. Asens era uno de los nombres que Podemos había puesto sobre la mesa negociadora para ser ministro. ¿Se puede confiar en un Gobierno con Podemos dentro? Sánchez decía que no hace tres meses y el tiempo parece darle la razón. Pero antepone su obsesión por gobernar a cualquier circunstancia.

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