No es coña. La campaña publicitaria de Tussam para animarnos a usar el transporte público reza: "¡Échale valor! Para tus desplazamientos en estas fechas usa el autobús y el tranvía". Más que alentarnos, nos reta, "¡Échale valor!", ganas dan de esperar en la parada vestida de torera. Tussam no debiera pedir arrojo a los viajeros, sino garantizar regularidad, conexiones, accesibilidad y dar siempre ejemplo en la conducción. Sólo el buen servicio y el desarrollo de estructuras para la movilidad -sumado a la evolución en nuestra cultura cívica- pueden hacer de Sevilla un lugar transitable, humano y respirable. Largo camino nos queda.

En Nochevieja -que es noche de juntarse y por tanto de transitar-, el Metro de Sevilla interrumpirá su servicio a las 21:12 y no se reanudará hasta por la mañana. Un año más, a punto estaremos de no pillar el último viaje. Un año más, pasaremos las primeras horas escuchando, en vano, la musiquilla de espera de los teléfonos del taxi. Un año más la liará el que quiere coger el coche con la tajá. Habrá incluso quien se quede toda la noche atrapada con su cuñado en la salita. Un año más regresaremos a pata, a las claras del día, con una caminata que ni la de la Hermandad del Cerro. Un año más, los amigos no tendrán más remedio que dormirla en mi sofá (aunque eso sea, siempre, una profunda alegría). Leo que, en años anteriores, Ciudadanos solicitó a la Junta que el Metro funcionara la noche de Año Nuevo para ofrecer alternativas al coche privado en una noche tan delicada. Espero que a partir de ahora -que tienen mano- los de Juan Marín hagan algo al respecto. Por supuesto, como en los demás servicios de guardia en la ciudad, quien trabajara esta noche tan especial debiera ser retribuido como la ocasión y la responsabilidad merecen. Las reivindicaciones laborales del personal del Metro -que ayer mismo protagonizó una nueva jornada de paros- pueden redundar en la calidad del servicio. En el caso de Tussam, los búhos al menos funcionarán como un finde o festivo cualquiera. Para el taxi, ésta podría ser una excelente noche para ofrecer a Sevilla un servicio organizado y competente. No caerá por ahora ninguna de estas brevas.

(A falta de mayor movilidad, en Nochebuena y Nochevieja me regalo la estampa -inédita- de Sevilla detenida: mientras todos cenan me ausento un rato, paseo hasta el puente para contemplar las calles, plenas en su calma por un instante, inmensamente hermosas y quietas).

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