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Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Efectivamente, la solución estaba en casa

La decisión de nombrar a Caparrós como jefe deportivo ha sido fruto de la coherencia

Cuando la margarita que debería dar luz en cuanto a la dirección futbolística del Sevilla se iba deshojando profusamente en una catarata de aspirantes más o menos creíbles, desde este rincón se propuso la opción más casera. Esa opción doméstica no podía ser otra que la del hombre que le había devuelto al sevillismo las ganas de vivir en un tramo final que corrigió la errática carrera que el equipo llevó de la mano de Vincenzo Montella.

Al final, una proposición que no parecía viable en aquellos momentos ha salido adelante. No sé si ha sido por la imposibilidad de contratar al secretario técnico del Getafe o por qué, pero lo cierto es que Joaquín Caparrós cuelga el chándal y se pone la corbata para encabezar un organigrama lleno de nombres y también de sevillismo. La única desviación de aquella conseja es que en vez de Pablo Blanco, los ayudantes del utrerano serán Carlos Marchena y Paquito Gallardo.

Creo que en fútbol hay que obviar cíclicamente el faraonismo en pro de la coherencia. Los grandes nombres resuelven con el balón, pero en la moqueta es preferible optar por el sentido común y, cómo no, por el amor a la causa. Son premisas que se dan sobradamente en Caparrós, un hombre que, además, sabe cómo agitar las fibras más sensibles de ese credo sevillista que él lleva por bandera, incluida su afición por meter el dedo en el ojo del vecino aunque no venga a cuento.

Aunque seguirá donde más le gusta, la figura de Pablo Blanco podría haber brillado más en el organigrama. Posiblemente todo habrá sido a petición propia, pues Pablo siempre sabe lo que quiere y qué es mejor para todos. Deseemos suerte al nuevo equipo que toma la herencia de Monchi, ese legado que pudo con Arias y que parece considerablemente oneroso. Joaquín Caparrós cambia el chándal por la corbata y, aunque él no se veía en dicho cargo, que sea para bien del Sevilla.

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