Efectos del coronavirus

En estos días Sevilla se está quedando sin chinos, como pasa en toda Europa. ¡Qué triste la Plaza de España!

Está pasando lo previsible, lo que se sabía que iba a pasar. En cuanto han comprobado los efectos reales del Covid-19, que van a ser ruinosos para la economía, están poniendo las cosas en su sitio. El consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, con ese desparpajo que le caracteriza, ya ha dicho que esto se verá pronto como "una gripe nueva que ha llegado", y hasta se ha referido a "la banalidad del coronavirus", cuya mortalidad es mínima, apenas del 2%, y generalmente en pacientes con otras patologías, como se sabía desde el principio, mientras propagaban el alarmismo. Uno de los problemas del coronavirus es la penosa gestión global, empezando por la OMS.

El propio consejero Aguirre, para demostrar que el coronavirus no ha aparecido por arte de magia en Andalucía, dijo en Canal Sur Radio que el paciente enfermo en el Hospital Virgen del Rocío se había contagiado en Marbella, concretamente en una fiesta flamenca, en la que coincidió con una pareja de Shanghái. El hijo del enfermo lo ha negado. Su padre no participó en ninguna fiesta, sino que al parecer coincidió en Málaga con otro compañero que sí había acudido. Con lo cual, el caso toma aires de enredo. A Marbella, por cierto, llegó para su retiro invernal el equipo de fútbol del Wuhan, cuyo entrenador es José González, que dirigió al Cádiz y al Granada, entre otros clubes. Shanghái, a pesar de que allí viven 20 millones de personas, ha registrado una tasa mínima de casos, entre otras cuestiones porque se encuentra lejos de la aislada Wuhan.

En Sevilla ya se notan los efectos del coronavirus. El consejero Aguirre, mentando la bicha a la que no quiso aludir el alcalde Espadas, dijo que no peligra la Semana Santa. Mejor que se calle Aguirre, que esas fake news las carga el Diablo. O los rusos de Putin, que vienen a ser lo mismo que el Maligno. Decir eso es el primer paso para que empiecen a anular reservas.

Como ha ocurrido en el puente del 28-F. Sevilla se está quedando sin chinos, como pasa en toda Europa, porque no los dejan salir ni son bien recibidos. ¡Qué triste la Plaza de España! Sin sus chinos, que siempre la visitan, incluso más que al Alcázar y la Catedral. Pero lo mismo sucede ya con los italianos, a los que tratan como si fueran los compinches de Vito Corleone. El miedo alimenta la xenofobia. Para más curiosidad del destino, al Sevilla le ha tocado la Roma en la Europa League.

Así se quedarán los tablaos... Tanto quejarse del turismo masivo y porculero, y lo van a echar en falta. Eso sí, siempre nos quedará el coronavirus, para culparlo del paro que causarán con el alarmismo.

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