DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Tribuna Económica

gumersindo / Ruiz

Elecciones, cuentas y balances

LAS elecciones de cualquier tipo son una ocasión inevitable para hacer balance. Si tomamos la variable que resume prácticamente todas las demás, el producto bruto de nuestra economía, nos encontramos con una situación muy peculiar sobre lo que ha ocurrido en los dos últimos años y lo que puede pasar en los dos próximos.

En 2009, por primera vez en veinte años, cae la producción en España, y un 3,8%, lo que da una idea de la gravedad de la situación que se vivió; al año siguiente, 2010, volvió a caer un 0,2%, y se recuperó en 2011, con un crecimiento del 0,1%. Desde entonces, siempre contando año a año, en 2012 la caída ha sido del 1,6% y en 2013 de 1,2%. En total, en estos cinco ejercicios la economía española ha sufrido una reducción de su producción del 6,57%. Esto quiere decir, por poner una referencia sencilla, que si en 2008 producíamos 100, ha ido cayendo a 96,2 y 96,0 en 2009 y 2010, y subió ligeramente a 96,1 en 2011. Desde que cambia el gobierno a finales de 2011, sigue reduciéndose la producción del país a 94,6 y 93,4.

Con las mejores expectativas de crecimiento (según el propio gobierno, el Banco de España o la Comisión Europea), en 2014 aumentaría el producto un 1,2% y en 2015 un 1,7%, esto es, alrededor de un 2,9% acumulado, que sería lo necesario para recuperar la caída de los dos años anteriores, pues matemáticamente el porcentaje de incremento ha de ser algo mayor que el de la pérdida, para recuperar la situación inicial. Así pues, previsiblemente se podría acabar la legislatura con el mismo nivel de producción que dejó el gobierno anterior -96,1 respecto al 100 de 2008-. El volumen de la producción en España a finales de 2015 será, con toda probabilidad, exactamente igual al que se encontró el gobierno a finales de 2011. Esto es una evidencia, y si hacemos el cálculo por habitante resulta algo más negativo, pues en este periodo mientras la producción disminuía, la población, que es el denominador, ha seguido creciendo.

Para Andalucía la situación es peor, pues si hacemos la comparación partiendo también de 100 en 2008, en 2009 y 2010 estábamos en 96,3, y en 94,6; en 2011 se iba recuperando la economía, y el índice sube a 94,7, pero las medidas tomadas en 2012 y 2013 han tenido una incidencia especialmente negativa en Andalucía, y han llevado el índice a 94,7 y 91,3, con lo que estamos en total 2,1 puntos por debajo de la caída media española. La causa es muy fácil de identificar, pues si miramos al sector de la construcción, pasa de 100 en 2008, a 88,6, 71,9, 64,7, 58,4 y 54,0 en estos cinco años. Como hemos dicho en otras ocasiones, no se conoce un caso igual en que un sector, con tantas ramificaciones, y con el fuerte peso relativo que ha llegado a tener en la economía andaluza, haya caído tanto en tan poco tiempo. Como la transformación productiva de una economía es un proceso largo, en ausencia de medidas que sean capaces de estimular el crecimiento español a corto plazo, la economía andaluza se ve doblemente perjudicada; por una parte, debido a la destrucción en la construcción; y por otra, al deterioro general de la economía española, de la que es totalmente dependiente.

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