Elogio de los barrios

Casi nunca se ha mejorado una ciudad antes por los barrios que por el centro

Los barrios son la clave de una mejor ciudad en el futuro próximo. No es ninguna novedad teórica. Pero en la práctica, casi nunca se ha mejorado una ciudad antes por los barrios que por la zona central. De fuera hacia dentro y no de dentro afuera. Afrontemos los problemas de habitabilidad, movilidad y equipamiento en los barrios, de manera que sean partes casi autónomas de la ciudad. Empecemos por rehabilitar aquellos que más lo necesitan, viviendas y espacios públicos y veamos los resultados. Y que el protagonismo de los distritos en las prioridades de la ciudad sea máximo, sobre todo en las inversiones para esas mejoras. ¿Y nos vamos a olvidar del centro? Ya verá usted cómo eso no sucede. Aunque aún seguimos diferenciando entre los problemas del centro y los problemas de los barrios.

En esta cuarentena de más de dos meses, que llevamos con paciencia, hemos aprendido el valor y utilidad que tiene esa parte de la ciudad que está a una distancia de un kilómetro de nuestra vivienda. ¿Hemos podido resolver todas nuestras necesidades más cotidianas caminando? ¿No? Pues deberíamos. En cualquier pueblo de diez mil habitantes, lo haríamos y además con toda libertad de movimientos en este momento. Y en esa comparación es donde apreciamos mejor si nuestro barrio es esa parte de ciudad amable, con la que nos identificamos. Porque tiene zonas libres y ajardinadas. Comercios cercanos bien surtidos. Las cadenas de hipermercados ya se han dado cuenta y cada vez hay más tiendas de las principales marcas en los barrios. Y sobre todo pequeños comercios de confianza, de los de siempre. Confianza, bella palabra que ahora es necesario recalcar y bien está, pero que siempre ha representado la buena relación entre el tendero y el cliente, tanto para la recomendación de un producto como para dejarlo fiado si hay necesidad. Y con espacios e itinerarios peatonales para movernos entre barrios, una opción que está en alza en algunas ciudades, que están fomentando la aparición de pequeños mercadillos instalados en las plazas del barrio con productos de temporada y de recolección muy próxima, por ejemplo, de los huertos urbanos, y con quesos, reposterías y otros artículos.

Barrios en los que convivan las viviendas y el comercio, las oficinas con los talleres, los niños con los viejos en los espacios libres, los vecinos con los compradores y que tenga equipamientos, escuelas y guarderías. Que podamos asistir a una función de teatro, un concierto de un nuevo grupo o un recital de flamenco. Que las gestiones oficiales se puedan resolver con la misma proximidad que en las sucursales bancarias. Por cierto, ya hay ciudades españolas, de cajeros municipales con tarjetas, que facilitan en los centros cívicos, para realizar múltiples gestiones, como renovar permisos, seguimiento de expedientes, pagar tasas o solicitar cursos, campamentos de verano y apuntarse en talleres u obtener mascarillas. Barrios, en los que vivir sea la mejor opción para nuestras familias.

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