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Puntadas con hilo

María José Guzmán

mjguzman@grupojoly.com

Emergencias de Sevilla

Dar sombra a la Avenida sería un buen punto para estrenar el mandato sumando adhesiones

Hace cuatro años había una palabra que resonaba en todos los foros: emergencia social. La situación era dramática en muchos barrios. Juan Espadas se estrenó como alcalde con un programa de verano de urgencia para garantizar el alimento a menores y creando toda una red de ayuda a familias que no podían pagar la luz, agua o gas o que necesitaban una vivienda como consecuencia de un desahucio. Hoy se han hecho algunas cosas. ¿Muchas, pocas o las justas? Sin entrar en valoraciones, que eso daría para otro capítulo, hay algo claro: la crisis se ha amortiguado, pero no se ha resuelto. Los barrios que lideran el ranking de marginalidad en España siguen siendo los mismos y están en Sevilla, donde existen familias que no llegan a fin de mes y muchas que tienen a todos sus miembros en paro. Y ésta es una situación que clama por un gran pacto político. Debería ser la primera medida del mandato que aprobaran por unanimidad todos los grupos políticos.

Pero curiosamente lo que ahora suena es otra emergencia, la climática. Forma parte del discurso de las izquierdas y es un concepto que se remonta a una declaración adoptada hace tres años en la ciudad australiana de Darebin y que ha tomado ahora fuerza en boca de la estudiante sueca Greta Thunberg y el movimiento activista mundial que ha provocado para abanderar la lucha contra el cambio climático.

Lo de emergencia es cuestionable porque urgente... no es eso. En Sevilla los niveles de contaminación todavía no han vuelto locas a las alarmas y, frente al cambio climático, el sevillano tiene recursos para defenderse del calor extremo sin morir en el intento. Otra cosa es que se pueda vivir mucho mejor, de manera más sostenible se dice ahora, y con medidas que no requieren grandes inversiones. Es más una cuestión de modelo, de voluntad política y, apurando, hasta de sentido común.

Equo, partido integrado en la coalición de izquierdas de Adelante Sevilla, tiene una batería de medidas muy bien estructuradas. El runrún de la campaña han sido las piscinas en la dársena del río, al estilo de las del Sena en París. Es realmente la única extravagancia. Cosas peores se han oído en otras épocas. Hace más o menos quince años el gobierno abrió el debate de cómo dar sombra a la peatonalizada Avenida y, entre las ideas, se propuso la instalación de un tapiz eléctrico, como el de los aeropuertos, para aligerar el paso por este paso por el desierto. Antes se había hablado de pavimentos con circuitos de agua por debajo. ¿Y toldos móviles? Ya se barajó. Espadas aprovechó los macetones instalados por seguridad hace dos años para meterles dentro árboles algo más frondosos que aún no dan la sombra deseada.

Cuesta creer que no haya una solución ingeniosa y que no requeriera grandes alardes de inversión. Y que ningún alcalde haya apostado por ella. Encontrar la sombra en la Avenida sería un buen punto para estrenar el mandato, en pleno julio. No es una emergencia, pero en una ciudad con cinco meses de verano sin piedad es algo que se agradecería. A izquierda y derecha.

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