Primer tiempo para uno, segundo para el otro, dos porteros colosales y cumbre futbolística, sector competitivo. Partidazo en toda regla entre dos equipos muy parecidos, que tienen como filosofía compartida la de no dar un solo balón por perdido y que mostraron cuáles son sus argumentos para opositar a lo mejor. Así podría sintetizarse qué significan hoy en día el Sevilla y el Atlético de Madrid en la Liga más igualada que se recuerda.

Le dio un baño en toda regla el equipo de Machín al del Cholo en el primer tiempo, sacó ventaja gracias a la listeza en el área de Ben Yedder y tuvo el infortunio de no cerrar el partido para que otro francés, el formidable Griezmann, igualase la contienda sobre la campana. Ya en la segunda fase, las tornas fueron muy distintas y para ello influiría el blindaje que el Cholo hizo sobre un Navas que había recordado al de sus mejores tiempos, a aquél del demarrage en Sudáfrica 2010.

Ambos, con el Real Madrid perdido en una especie de limbo en el que sólo milongas como el Mundialito le hacen reencontrarse consigo mismo, son los más directos rivales del omnímodo Fútbol Club Barcelona. Así el panorama y con un montón de equipos en un pañuelo, estamos ante la más ilusionante Liga que se recuerda. Paralelamente y yendo al fútbol según Sevilla, en la gélida Huesca apareció un gélido Betis que perdió cuando mejor, o menos mal, jugaba ante el colista.

Las cosas de un equipo que sigue fiel a lo de ser fuerte con las espuelas y blando con las espigas, capaz de lo mejor y de un fracaso como el del sábado. Y a pesar de los números que ofrece, la figura de Setién es asaeteada en cada desliz para bien de unos futbolistas que siempre parecen a socaire de tempestades. Y en todo esto, ojo con la plantilla, que entre lesiones y desadaptaciones mengua a pasos agigantados. Una vez más, cara y cruz en el fútbol según Sevilla.