NUEVA tormenta bética en vaso de agua con la propina de su gratuidad y, sobre todo, de su inoportunidad. No sé a qué viene desempolvar ahora, y cuando tanto se está jugando el equipo, las gestiones de la pretemporada. Decir que en vez de Amaya y Matilla pudieron llegar al Betis Chico y Michu son ganas de encabronar al personal y de dejar en mal lugar al hombre encargado de sacar adelante la nave. Se encabrona el personal porque nadie duda de la diferencia existente entre los que pudieron venir y los que vinieron, ergo el encocoramiento del bético se hace realidad en el momento más inoportuno del curso.
Afortunadamente, Mel no le ha echado gasolina al fuego que encendió Stosic y la cosa va derivando a una pelillería más de las muchas que han ido surgiendo entrambos técnicos. Es una redundancia, una insistencia ya pesadita, decir que en este Betis procede aparcar el pasado y mirar al futuro mediante la vivencia responsable del presente. Todo esto se le podría aconsejar también a algunos de los anteriores dirigentes, personaje alguno que calladito está más guapo y, por supuesto, algo más presentable de como se presenta periódicamente a la opinión pública. Y es que lo que peor le viene a este Betis que se regenera a pasos agigantados es mirar atrás.
Regeneración, he ahí la cuestión. Innegable cuestión de corta trayectoria y que, dada su edad, es de material bastante frágil, muy vulnerable para que presuntos béticos o profesionales responsables la pongan en peligro. Dicen algunos que confiesan seguir en contacto con el autor de todo el desaguisado verde, blanco y verde que se encuentra muy satisfecho de cómo van las cosas y del buen estado en que puede encontrarse al Betis en su vuelta. Y es que hay gente para todo, como por ejemplo lo de seguir dándole pábulo a un personaje que no le dice la verdad ni al médico. Cosas veredes, como la del afán de desestabilizar la regeneración del Real Betis Balompié.
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