Visto y Oído

francisco / andrés / gallardo

Entrevista

DEBERÍAS honrarme por lo que he sido, en lugar de reprocharme por lo que soy", profiere, por no poder hacer bien su trabajo, el anciano perro leal de un ingrato rey en un cuento de los hermanos Grimm. Por tanto, un respeto, y un sentimiento de ternura, por un monarca que hizo bien su labor durante muchos años y por un periodista que en su tiempo fue santo y seña de innovación y credibilidad. Pero los tiempos (y la gente) han cambiado y ellos no se dieron cuenta. Tampoco el director de Informativos de TVE, Julio Somoano, ni los responsables de Comunicación de la Zarzuela. La entrevista de este viernes podía haber sido un amable programa hace cinco años (o un sentido Epílogo de Canal +), pero en 2013 es una decepción y una oportunidad desaprovechada por don Juan Carlos y por la propia cadena pública. Una entrevista en la Zarzuela de vez en cuando debería haber sido un sano ejercicio en los buenos años.

El Rey quería hablar de su padre, pero el pueblo habría preferido que hablara sobre su yerno. Los datos de audiencia, sin arañar los 3 millones de espectadores (ojo, un espacio de 23 minutos), son en realidad tristes porque evidencian el desapego existente hacia la que había sido la institución más valorada en la historia reciente. Una "charla humana" de don Juan Carlos no interesaba. Y no conmueve entre una población muy preocupada por el futuro. Se deseaba una entrevista de verdad, con mensaje, con explicaciones inclusive, porque todos la necesitaban. Sobre todo el protagonista, que habló de su hijo pero que no tuvo muchas palabras sobre la Reina. Hermida intentó no prolongarse en sus exposiciones, no quería ser lo que solía ser, pero fueron frustrantes sus preguntas teledirigidas y una actitud demasiado genuflexa, con muchos "vuestra Majestad", en una conversación más bien insulsa, como la propia realización y edición del encuentro.

Al Rey se le seguirá respetando, y siempre se le valorará su pasado, pero el esfuerzo por mejorar su prestigio tiene que ser mayor. Su entorno le tiene que ayudar para que siga siendo un símbolo en un tiempo de escépticos.

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