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María José / Guzmán

Espadas y Zoido se disputan el voto de los socialistas descontentos

El PP pide prestado el apoyo de estos indecisos para seguir creciendo y lograr el cambio y el PSOE amedrenta a su electorado comparando a su rival con Aznar · Torrijos reclama respeto para IU y copia el interés por el río

HORAS después del arranque oficial de la campaña electoral, los candidatos del PP y del PSOE se sentaron juntos para pedir el voto a los ciudadanos en el primer y posiblemente último cara a cara de esta carrera hacia la Alcaldía de Sevilla. A primera hora de la mañana, en los micrófonos de la Ser, los alcaldables esbozaron sus estrategias y desvelaron que la batalla de los próximos quince días está en conseguir el voto de los socialistas descontentos. Ésta es la clave. Si el PSOE tratará de movilizar a los suyos, el PP intentará desviarlos hacia su terreno una vez que, según confirman las encuestas, parece que pelea hay que librarla en el suelo electoral, pues Zoido habría alcanzado ya su techo y sólo podrá crecer restando apoyos a otras fuerzas políticas. "Está desfondado", dicen los asesores de Espadas, que auguran que, como en el cuento de la liebre y la tortuga, "Zoido se ha echado a dormir y Espadas ha cogido velocidad de crucero". Y los dos evitan a IU, para pesar de Torrijos, que ayer reclamó su sitio en la batalla electoral.

El popular Juan Ignacio Zoido, sin temor a nadar a contracorriente, no se anduvo ayer con rodeos y pidió directamente a estos socialistas que le den su apoyo. "Pido el voto prestado de los socialistas que saben que no se ha gobernado bien, que están descontentos, que confíen en mí", comentó. El candidato del PSOE, Juan Espadas, intentó introducir argumentos para desmontar esa confianza que Zoido pide y ofrece, sin llegar a acertar del todo. "Respetamos al adversario político, pero decimos basta ya de pesimismo y de desmotivar a los ciudadanos para que no vayan a votar", apuntó Espadas convencido de que algún día le acusarán, a él y a Zapatero, hasta de haber matado a Manolete. El socialista tuvo que explicar que la mala situación económica y el paro en los tres últimos años en Sevilla no es culpa del PSOE e IU, "porque entonces lo sería del PP en Málaga, ¿no?".

El empleo se erigió como la gran prioridad -"obsesión" para el PP- de los dos candidatos y fue entonces cuando Zoido contraatacó apuntando que si no consigue la mayoría para gobernar, será IU quien lleve estas competencias. "El señor Viera en 2007 ya dijo que sería él quien lo llevaría, como lo dice ahora Espadas, y tras el pleno de constitución de la corporación, desapareció". Espadas sacó pecho y dijo que no será el alcalde de Sevilla "si no gestiona la economía y el empleo en la ciudad". Arriesgado.

Tras los primeros minutos de tensión, puso sus espadas en alto y llegó a exigir a Zoido que pidiese perdón por el incidente de las banderolas colocadas fuera de plazo, algo que el popular hizo no sin antes advertir que salir en banderolas no le obsesiona. Para Espadas, no fue suficiente y también le reclamó que admitiese que hay cosas que el gobierno de Monteseirín ha hecho bien: "El PP tiene miedo escénico, no hace nada y no se equivoca".

No obstante, el alcaldable popular, con un discurso muy ensayado, logró en algún momento dar la vuelta al tema y sorprender a su rival admitiendo su apoyo a las peatonalizaciones e incluso al Plan Centro, que matizó que derogará para corregirlo y mejorarlo: "Muy bien que se haya peatonalizado San Jacinto, lo que me parece mal es que se haya levantado varias veces, la forma en la que se ha hecho eso y los carriles bici". "¿Y las setas, las va a quitar también?", preguntó Espadas. "¿Cómo las voy a quitar, hombre? Lo que le he pedido a Monteseirín es que las acabara cuanto antes", contestó.

Zoido, que explicó ante la sorna del PSOE que muchas de sus promesas se ejecutarán con fondos europeos, se centró en criticar la gestión del gobierno de Alfredo Sánchez Monteseirín y reiteradamente, quizás ahí se equivocó, nombró heredero de este legado a Espadas. El socialista no negó en ningún momento que su modelo vaya a ser continuista, pero respondió recordando que él no vivirá de las rentas de nadie porque su equipo es otro.

Hablando de equipos, Zoido exigió al PSOE que se comprometa a dejar gobernar a la lista más votada para que el programa de gobierno lo aplique quien gane y no quien establezca un pacto. Espadas, con habilidad, sugirió que cambien la ley electoral, algo que, según él, su partido no ha querido hacer.

Con este arranque de campaña quedó patente que Zoido no valorará más encuestas y que no responderá a ninguna provocación, mientras Espadas arriesgará para que el mensaje de las "medias verdades del PP" y "su discurso de la destrucción" cale en el electorado. Lo más rápido parece que es amedrentar identificando a Zoido con otros dirigentes de la derecha, como Aznar. Y así lo hizo ayer.

El candidato de IU, Antonio Rodrigo Torrijos, también movilizará "a los abstencionistas", según comentó ayer el coordinador andaluz, Diego Valderas. Torrijos presentó un proyecto estratégico, el único nuevo que se oyó pero que, no obstante, sonó a copia manida: un producto turístico con el río y el puerto. Llega algo tarde.

La carrera acelerará su ritmo conforme las luces de la Feria se vayan apagando. Ante la falta de nuevas propuestas, sólo iniciativas a la americana o mítines mordaces al estilo de los ochenta podrían sacar a la campaña del aburrimiento.

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