Crónica Personal

Pilar / cernuda

España y Venezuela

PRUDENCIA. Es la palabra más escuchada en Asuntos Exteriores desde que se conoció el resultado electoral de Venezuela. Prudencia. Por eso no se envió de forma inmediata el acostumbrado telegrama al vencedor, ni el Rey telefoneó en el minuto uno a quien va a ser próximo jefe de Estado. Prudencia total hasta que no se haga oficial el resultado del escrutinio. La sensación es que va a ganar Maduro aunque no es ningún secreto que España, la UE, EEUU y la mayoría de los países democráticos preferirían que hubiera ganado Henrique Capriles, pero el respeto a las urnas hay que preservarlo por encima de todo, y no se va a producir ningún gesto, ni una sola palabra, que ponga en cuestión la voluntad de los venezolanos de continuar por la senda chavista, que en principio parece que es lo que han votado mayoritariamente.

Para España es vital mantener unas relaciones buenas con Venezuela. O al menos correctas. Con Chávez las hemos tenido tiesas y no ha sido bueno para ellos ni para nosotros. Docenas de miles de familias españolas residen en Venezuela y hay que preservar su estabilidad económica, el comercio entre los dos países es muy fluido y conviene que continúe siéndolo, España no puede ni debe permitirse el lujo de tener contenciosos con los países iberoamericanos, países hermanos y, por si no fueran suficientes razones mantener lazos estrechos con el nuevo presidente, está ahí el problema de los etarras. En tiempos pasados varios de ellos encontraron refugio en países latinoamericanos, a veces con la complicidad e incluso la financiación del Gobierno español al que convenía mantener lejos porque de esa manera se alejaba también el peligro y varios de ellos no tenían problemas con la Justicia española. Pero poco a poco se fueron aclarando las distintas situaciones, se enviaron a España a los que debían comparecer ante los tribunales y se firmaron acuerdos de extradición con los gobiernos que los amparaban. Excepto con la Venezuela de Chávez, que además "paseaba" a los etarras cada vez que el presidente fallecido quería enseñar los dientes a las autoridades españolas.

Por tanto, más vale hacerse a la idea de que el Gobierno español y el Rey, que está a lo que diga el Gobierno -independientemente de que siente un profundo afecto y proximidad por los países iberoamericanos-, harán el esfuerzo que haga falta para que las relaciones vayan bien en el futuro. Porque es bueno para los venezolanos, es bueno para los españoles de allá y también para los de acá que tienen negocios y compromisos en Venezuela.

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