Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

España 2020, desastre como en el 98

Sería una paradoja que Cuba, la que puso nombre al anterior desastre, fuese la que nos enviase ahora sus batas blancas

Fernando García de Cortázar acaba de publicar un nuevo título sobre Historia de España, es como un libro de horas, una miscelánea de nombres, lugares, hitos y mitos que recuerda a las biografías ejemplares que se editaban cuando Cuba aún era española. En uno de sus apartados, Cuando España dio ejemplo, García de Cortázar relata uno de los momentos medulares de la Transición, el de los Pactos de la Moncloa. El jueves pasado, en el Parlamento andaluz, Susana Díaz afeó a Juanma Moreno que en Andalucía la cifra de muertos por el Covid-19 supera ahora los 200, y el presidente respondió que en España, desde principios de abril, ya llevamos 50.000. Hemos sustituido los nuevos pactos de la Moncloa, de los que se habló la pasada primavera, por la guerra de las esquelas, y es lo mismo que sea en Andalucía que en Madrid, en Extremadura que en Aragón, los muertos se arrojan en los parlamentos más pobres desde la Transición, electos que conciben la política como un partido de fútbol porque, en el fondo, lo es: a cada uno de ellos le va en ella el trabajo y la hacienda.

España fue el país que más sufrió la primera ola del Covid-19 y también lidera la segunda. Esto es muy complicado, en el mundo hay muchos países. La revista The Lancet ha publicado un artículo en el que estudia qué ha ocurrido esta vez en nueve países, asiáticos y europeos. Uno de los errores de España es que volvió a la nueva normalidad en junio cuando, en realidad, no había que regresar, sino seguir desescalando hasta que se socialice la vacuna. Como el Reino Unido, lleva una década de desatención de la sanidad pública, con recortes no subsanados desde la Gran Recesión y, además, y esto es simple dejadez, no ha fijado umbrales a partir de los cual actuar. Lo estamos viendo en estos momentos: la Comunidad de Madrid confina a partir de los 1.000 nuevos casos por cada 100.000 habitantes, que es como dar un antipirético a partir de los 43 grados de temperatura corporal, y el ministro Salvador Illa recomienda bajarlo a 500. Qué desastre.

Sí, este país, por su administración política, por su reparto competencial y por la calidad de sus gobernantes es un desastre. Como en 1898. La Junta de Andalucía calcula que la saturación de la Atención Primaria durará varios meses más y que, como otras comunidades, tendrá que recurrir a médicos y enfermeros de fuera de la Unión Europea, porque aquí ya no quedan más, o se fueron, porque las condiciones laborales y económicas eran malas, o han enfermado. Sería todo una paradoja que Cuba, el nombre de nuestro desastre decimonónico, fuera la que nos enviase las batas blancas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios