Quince veces se han enfrentado España y Rumanía y el balance es de una igualdad absoluta. Cinco victorias, cinco empates y cinco derrotas, pero con una circunstancia ciertamente adversa, la de que nunca ganamos en la patria de Drácula. Y es en dicho lugar donde esta noche tiene España el reto de romper la estadística y de proseguir caminando a paso de oca por esta fase clasificatoria para la Eurocopa del año que viene.

Doce puntos en cuatro partidos es lo que ha logrado la selección española en esta fase de grupos contra los siete que tienen los rumanos ex aequo con Suecia. La última vez que jugó España en Rumania lo hizo en el Nacional de Bucarest y fue una piedra en el camino que conducía a la Eurocopa 88. Aquella tarde de abril del 87 los rumanos le dieron un buen meneo al equipo que dirigía Miguel Muñoz. Bajo la batuta de Hagi, el resto corrió a cargo de los diabólicos Piturca y Lacatus.

Fue la última comparecencia de España en territorio rumano y aquella derrota fue algo que digirió muy mal Muñoz, pero no fue óbice para la clasificación en la Eurocopa. Como contrapunto optimista se da que Rumanía cayó las dos veces que ejerció de local en Cluj, capital más importante de la Transilvania y lugar donde va a jugarse este partido. Claro que si explicamos que la primera derrota rumana allí ocurrió en el lejanísimo 1923, el dato parece como mucho menos influyente.

España, gracias a su pleno de triunfos, tiene más que encarrilada su presencia en la próxima Eurocopa, pero, como ha recalcado Robert Moreno, la obligación de ganar es algo que la actual España lleva grabado en su ADN. Sería la primera vez que ganase en terreno rumano, pero es que alguna vez habrá de ser. La última vez caímos ante Hagi y su tropa; hoy tendremos a otro Hagi enfrente, a su hijo Ianis. Pues que el hijo pague aquel estropicio de su padre hace treinta años, ¿no?