FINALMENTE hubo acuerdo, como suele ocurrir en las cumbres europeas, después de una maratoniana sesión que se prolongó casi sin descanso durante veinticinco horas. El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, anunciaba ayer tarde que los 27 presidentes y jefes de Gobierno de la Unión Europea habían logrado alcanzar un acuerdo sobre el marco presupuestario comunitario para los próximos siete años (2014-2020). El acuerdo asume que el presupuesto europeo sufre una contracción en sus grandes cifras con respecto al anterior, por vez primera en su trayectoria, tal como pretendieron desde el inicio de las negociaciones los representantes de Alemania y Reino Unido, apoyados por otros países del norte, igualmente favorables a la contención del gasto. Prevé unos gastos de 960.000 millones de euros en el periodo contemplado, aunque aún deberá salvar un obstáculo nada desdeñable: habrá de ser ratificado por el Parlamento Europeo, que también por vez primera tiene derecho de veto, y los portavoces de los cuatro grupos mayoritarios se han apresurado a calificar el presupuesto de inaceptable. Desde el lado de España, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, expresó su satisfacción por el final alcanzado, que permite a España disponer de un saldo positivo con la Unión Europea equivalente al 0,2% del Producto Interior Bruto, mientras que la propuesta que había salido de la cumbre de noviembre convertía a nuestro país en contribuyente neto de la UE, es decir, que de haberse convertido en definitiva España debería aportar a las arcas comunitarias más fondos de los que hubiera recibido. En concreto, si bien España va a perder el cheque de 1.000 millones de euros de las ayudas a la cohesión, debido a haber crecido relativamente con respecto al presupuesto anterior, quedará compensada por los casi mil millones que van a aportarle los socios comunitarios dentro del fondo especial que se crea para activar la lucha contra el desempleo juvenil, un problema en el que nuestro país se sitúa desgraciadamente en cabeza de la Unión Europea. También se ha logrado que las partidas destinadas al desarrollo agrario hayan sido las menos "retocadas" a la baja por el Consejo Europeo, lo que permitirá a Madrid conservar sus posiciones en este sector. En definitiva, la Unión Europea vuelve a salvarse en el último instante, despejando su horizonte presupuestario, y España ha hecho valer sus razones de nación a la que la crisis ha impedido remontar sus posiciones y que todavía necesita de la ayuda de las naciones más ricas.

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