La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Estrella de la mañana

Escribo Esperanza con mayúscula porque esta virtud teologal tiene en Sevilla rostro y apellido

Hoy, a las tres de la tarde, todo volverá a ser como siempre. Lo vivido años anteriores borrará lo no vivido estas dos mañanas de Viernes Santo. Sobre Feria, Relator, Parras, Escoberos y la Resolana caerá el cansado silencio que todos los mediodías de Viernes Santo se abate sobre ellas. Lo por venir se fundirá con esa única Madrugada hecha por todas las Madrugadas de nuestras vidas.

¿Y si…? Ya saben: ¿y si…? Es una pregunta que tienta a quienes sienten lo que Miguel Hernández escribió en su Elegía: "Tu corazón, ya terciopelo ajado". Pero no hay que caer en la tentación. La melancolía fue de antiguo considerada el octavo pecado capital y en la Macarena lo sigue siendo. Aquí el terciopelo, en vez de ajarse, gana nobleza con el paso del tiempo, acerca a la Virgen conforme los años le van dando ese hermoso verde gastado, vivido y fiel de último tramo. Así que al "¿y si…?" respondamos que entonces se cumplirán todas las promesas que cada mañana de Viernes Santo nos hace la Esperanza; y se abrirán de par en par las puertas que su cara entreabre. Bien lo dijo aquel macareno de Tarso: "No queremos que ignoréis lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no os entristezcáis como esos otros que no tienen esperanza".

Desde hoy a las tres de la tarde todo es eterno presente macareno. Todas las Madrugadas y mañanas de Viernes Santo serán una sola en la memoria. Vivirá la Esperanza en su Basílica, en las fotografías que alumbran tantas casas y en los azulejos que iluminan toda Sevilla. Y reinará desde el de su arco. Bendito sea Pérez de Tudela, que alumbró todas nuestras madrugadas dejando de guardia al Señor del Gran Poder en su plaza de San Lorenzo y a la Esperanza en su arco. En él, sobre mármol, se escribió esta cierta letanía: "El domingo 27 de mayo del año de gracia de 1923 tomó posesión solemne de este Arco de la Macarena la que es Hija del Eterno Padre, Madre del Verbo Divino, Esposa Inmaculada del Espíritu Santo, Amor de los Amores de Sevilla y Esperanza única de los mortales". No sobre mármol, sino bordada sobre terciopelo en la bambalina trasera, se lee a través de la celosía de su corona esta otra verdad: "Estrella de la mañana". Volverá a brillar, la mañana del 15 de abril de 2022. No nos entristezcamos como quienes no tienen Esperanza. Lo escribo con mayúscula de nombre propio porque esta virtud teologal tiene en Sevilla rostro y apellido: Macarena.

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