Objetivo cumplido, ambos estarán en Europa el próximo curso, lo que es un importante logro para esta ciudad nuestra. El Betis ya lo estaba y el empate sitúa a los dos. Fue a través de un derbi plagado de idas y venidas, pródigo en alternativas y hasta con goles más propios de aquello de los Vídeos de Primera que de un partido de Primera. Todo empezó con el Betis claramente superior y que hería como un puñal por el costado de Durmisi.

Un Betis made in Setién que se ponía muy pronto en el marcador y un Sevilla que perseguía sombras y que, curiosamente, iba a tocar el balón por vez primera en el saque de centro tras el gol de Bartra. Aquello no tenía color, pero ciertos errores en los pases y que Guardado fue desapareciendo poco a poco hizo que surgiera gigantesca la figura de Banega para que el Sevilla le diera la vuelta a la tortilla, metiera al Betis en su campo y se fuera al descanso con la ilusión intacta.

Y había fundamento en esa ilusión sevillista. La entrada de Boudebouz por el desafortunado Guardado no arreglará las cosas mientras que la entrada de Ben Yedder sí hace que el Sevilla sea más fuerte en el área rival. Y va a ser providencial su presencia, pues en dos pillerías hace que el Sevilla se ponga por delante en el marcador. Todo parece decidido, pero tras el 1-2 vuelve el Betis al partido y Loren se resarce de no haber hecho un gol cantado y también saca petróleo, 2-2.

El empate le sabe mejor al Betis que al Sevilla y es lógico. Sólo el hecho de la sideral distancia presupuestaria entrambos hace que la cuenta de resultados finales en la tabla tenga carácter de proeza. Un balance para la euforia bética, aunque el haber tenido tanto tiempo el marcador favorable también tuvo mucho de caramelo que te quitan de los labios. Luego, aunque a medias, volvió a saborear el caramelo y, con el Sevilla, está nuevamente en Europa. ¡Viva Sevilla!