Visto y Oído

francisco / andrés / gallardo

Evita

LA textura de Pa negre se reconoce en Carta a Eva, la miniserie ofrecida en los pasados jueves en La 1, donde se exalta sin contemplaciones al símbolo peronista por excelencia para subrayar así el desprecio hacia la dictadura franquista. Está claro que al lado de la siniestra corte de Franco y de la sombra de Carmen Polo, hasta Evita se convierte en la campeona del progresismo y los Derechos Humanos, pero tampoco es eso. Tras el relato parece antojarse que la mujer de Perón era una mezcla de Teresa de Calcuta y Nacha Guevara. En el lado interpretativo, sin embargo, Ana Torrent, como La Collares, puro rictus de asco, interviene a mayor altura que Julieta Cardinali, la argentina que encarna a su ilustre y populista paisana. Los diálogos de los Franco tienen ratos sacados de Escenas de matrimonio.

Agustí Villaronga transportaba la lúgubre atmósfera de su premiada película a esta aceptable producción televisiva ambientada en un sucio Madrid de los 40, con el instinto de la revancha aún en todo lo alto para sufrimiento de la familia de una reclusa que arrojó una bomba contra la embajada argentina. Villaronga en un retablo maniqueo no deja a ningún personaje en la tibieza. Los represores son malvados hasta en sus más mínimos detalles, mientras que los reprimidos son en exceso idealistas y sufridos. Y tan honestos como la jefa peronista. Al final se forma ese típico retrato expresionista que desencanta por previsible. Carmen Maura rescata a su Carmela, mientras su hija en la ficción, Nora Navas (fetiche de Villaronga), la condenada a muerte, sobreactúa en su papel de joven comunista digna y mártir. Carta a Eva no relata nada sorprendente aunque los hechos reales sí lo fueron.

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