las dos orillas

José Joaquín León

Excursión al Polígono Sur

RESULTÓ curioso que el candidato del PP, Juan Ignacio Zoido, y el del PSOE, Juan Espadas, visitaran las Tres Mil Viviendas el mismo día para hacer campaña electoral. Coincidieron en citar a los medios de comunicación a escasa distancia uno de otro. Zoido eligió la zona de Murillo y Espadas la de Martínez Montañés. Arte hispalense en estado puro. Esa es una de las peculiaridades del Polígono Sur. Le pusieron nombres de artistas a los barrios y a las calles para disimular. Pero ni por esas. Sobre los nombres de las calles de los barrios de Sevilla se podría realizar un análisis sociológico. Las Letanías, por ejemplo, con su callejero ora pro nobis. Sin embargo, a la hora de la verdad, hay lo que hay. Se llame Murillo o Montañés, no se ve por allí una Inmaculada. En el Polígono Sur, hay casi lo mismo que hace cuatro años.

En aquella zona hay personas que trabajan con los marginados. Por respeto a ellos, no se puede decir que no se hace nada. Tienen hasta un comisionado, Jesús Maeztu, que recibió el año pasado la Medalla de Andalucía, y que hace todo lo que puede y un poco más. Pero las administraciones públicas, aparte de nombrar comisionados y dar medallas, no entran a fondo en el asunto. Ese ha sido el problema de las Tres Mil Viviendas desde que las construyeron, que no se entra a fondo. Y la consecuencia es que, a partir de ahí, casi nadie entra; ni a fondo, ni de ninguna de las maneras.

Los taxis no entran, los de la recogida de la basura de Lipasam tampoco entran, la Policía Local según, la Policía Nacional según si la cosa es gorda, las ambulancias entran escoltadas... Por todo ello, me pareció un puntazo que Zoido sí entrara, y además de chaqueta y corbata, no vestido con vaqueros, como si fuera a un mitin del PP. Entró con pinta de alcalde en la Plaza Nueva. Y Espadas fue vestido como de paseo campero, pero acudió, que era lo importante. Fueron el mismo jueves, además, por aquello de la curiosa coincidencia. Ahora, una vez que han ido los dos, cada cual por su lado, lo ideal sería que sirviera para algo, a partir del día después de las elecciones.

La situación de las Tres Mil Viviendas es de un tercermundismo que rebasa todo lo admisible. En una ciudad como Sevilla, de renombre universal, esta zona marginal también tiene fama allende nuestras fronteras. Sólo le falta que la nombren Patrimonio de la Inhumanidad. Como Sevilla es una gran ciudad, se puede permitir ese lujo bochornoso. No afecta al turismo. No es un problema estético como las setas o la Torre Pelli. Es un problema ético, que debía afectar a las conciencias de todos. Por eso, ya que estuvieron en las Tres Mil, sería ejemplar que Zoido y Espadas, aunque no acudieran juntos, se comprometieran juntos a buscar soluciones.

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