La ciudad y los días

carlos / colón

Exprimiendo crímenes

SIGO contextualizando el tratamiento del caso Asunta en la historia del sensacionalismo periodístico español, iniciado en 1888 con el crimen de la calle Fuencarral. El primero en detectar y denunciar hace 127 años esta novedad fue Pablo Iglesias (el de verdad) en El Socialista: "Agotado el filón que con tanto arte y esmero han explotado ciertos periódicos -el sumario del crimen de la calle Fuencarral-, el ingenio mercantil de algunas empresas periodísticas ha inventado otro medio de mantener la curiosidad y seguir llenando las esportillas administrativas. Ese recurso es el de ejercer lo que esos periódicos llaman la acción popular…. ¿Acción popular una martingala ideada por unos cuantos caballeros para exprimir hasta el fin un asunto que les ha dado jugo utilizable?".

No le faltaba razón. Como recogen los investigadores Jesús Timoteo Álvarez en Restauración y prensa de masas o Marta Mª Redondo en El sensacionalismo y su penetración en el periodismo español, las "esportillas" de los periódicos se habían llenado tanto con el crimen de la calle Fuencarral que el abogado defensor, entendiendo que algunos periódicos perjudicaban a su cliente para aumentar sus beneficios, pidió al juez que se revisasen sus ingresos. Y se demostró que durante el proceso los habían duplicado y hasta triplicado.

En sus extraordinarias crónicas periodísticas sobre el caso -recogidas por Lengua de Trapo con el título El crimen de la calle Fuencarral. El crimen del cura Galeote (2002)- también Galdós criticaba el nuevo giro de la prensa: "En vano se buscarían en la prensa acontecimientos políticos o literarios. Los periódicos llenan las columnas con relatos del crimen en la calle de Fuencarral, del crimen de Valencia, del crimen de Málaga, los reporters y noticieros visitan los juzgados a todas horas… Por las noches, un gentío inmenso aguarda la salida de los periódicos en las inmediaciones de las oficinas de estos. No se habla de otra cosa en círculos y cafés. La prensa consagra al proceso la mayor parte de sus columnas".

127 años después poco han cambiado las cosas, salvo a peor. Porque a los periódicos se han sumado las televisiones emitiendo imágenes del juicio y de la víctima en sus magazines e informativos; o presumiendo de dar en exclusiva los contenidos del ordenador del padre de la víctima. En mi solitaria opinión esto es explotación de lo morboso, no información.

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