La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Falla y el maestro Navarro

Una placa que recordara el estreno de 'El retablo de maese Pedro' y sus intérpretes haría justicia

Mientras el pasado miércoles se interpretaba El retablo de Maese Pedro en el Maestranza, este periódico entregaba en el Alcázar el Premio Manuel Clavero a don Manuel Olivencia. Allí saludé a un querido amigo concernido por ambos actos: su padre fue el clavecinista del estreno de la obra de Falla y él fue miembro del equipo de Olivencia como jefe de los servicios jurídicos de la Expo 92. Es Manuel Navarro Palacios, autor también de uno de los mejores pregones de la Semana Santa. Sevilla tuvo el honor de que El retablo de Maese Pedro se estrenara en versión de concierto en el Llorens el 23 de marzo de 1923, tres meses antes de su presentación en París en el salón de la princesa de Polignac. Lo dirigieron Falla y Eduardo Torres, y lo interpretó la naciente Orquesta Bética de Cámara creada por Falla, Segismundo Romero, Norberto Almandoz y el maestro Torres. En ella se integró el jovencísimo pianista Manuel Navarro, que también formó parte, junto a Oliveras, Fons, Romero y Rivas, del Quinteto Clásico de Sevilla.

El éxito del Retablo afianzó la Orquesta Bética. Falla la puso bajo la dirección de un jovencísimo Ernesto Halffter de 19 años y la presentó en el San Fernando el 10 de diciembre de 1924. La calidad de sus miembros -la idea de Falla era crear "una orquesta de lujo" en la que cada intérprete tuviera categoría de solista-, el prestigio de Falla y el precoz talento de Halffter le dieron fama nacional, pese a que su vida fue errática. En octubre de 1929 informaba Abc: "Tras un eclipse de dos años, la Orquesta Bética de Cámara, honra de Sevilla y de España, vuelve a presentarse en público.... Si en Sevilla se tuviera mediana idea lo que ha significado y significa en el mundo musical contemporáneo, de seguro que las corporaciones oficiales y particulares hubiéranse apresurado a dotarla de cuantos medios necesita". En 1936 Manuel Navarro asumió la dirección pero el exilio de Falla y la dureza de los tiempos la hicieron languidecer.

Una placa en el Llorens que recordara el estreno mundial de El retablo de maese Pedro y los nombres de sus intérpretes haría justicia a aquel acontecimiento histórico, aquellos músicos y al maestro Navarro, quien, tras la bella aventura de la Bética de Cámara, fue catedrático del Conservatorio y popular pianista de los programas en directo de Radio Sevilla, en cuyo patio se conserva su piano blanco. Ya saben: es de bien nacidos…

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