COMO en el fútbol, algunas de las grandes series, o más bien digamos que la mayoría de las excelentes, tienen un falso nueve, un falso delantero, un falso protagonista. O varios. Son personajes capaces de hacer olvidar al goleador, secundarios 'premium' que roban las escenas y en muchas ocasiones acaban siendo coprotagonistas. ¿Era Walter Bishop menos protagonista que Olivia Dunham en Fringe? ¿No ha sido capaz Aaron Paul de construir un Jesse Pinkman a la altura del histórico Walter White de Bryan Cranston? ¿Y qué decir del Boyd Crowder de Walton Goggins en Justified, que "usa cuarenta palabras para lo que valdrían cuatro"? ¿Acaso no funcionan, también como un reloj, los capítulos de The Good Wife en los que apenas recibe bola la magnífica Margulies? Aunque claro, en el caso de esta serie de la CBS, da la impresión de tener a diez Messis en el banquillo. Cualquier día de estos habría que exigir un episodio con David Lee al frente. ¡O un spin off para él!

Este domingo vuelve a las pantallas una de las reinas de la televisión, Mad Men, con su sexta temporada. Aunque la estrella indiscutible es Don Draper (Jon Hamm), uno de los alicientes de la nueva entrega es saber qué hará su pupila Peggy Olson (Elisabeth Moss) ahora que ha empezado a volar sola.

Como deberá hacer su personaje como responsable de otra agencia de publicidad rival, la bella Moss ha demostrado que puede ser protagonista. Lo es, y a lo grande de verdad, en Top of the lake, la miniserie de Jane Campion que ha producido la cadena especializada Sundance sobre la extraña desaparición de una niña en un zona de Nueva Zelanda espectacular, en la que el paisaje también parece un personaje. Moss encarna en este caso a la detective que investiga el crimen, y tendrá que enfrentarse al padre de la niña y principal sospechoso, el siniestro Matt Micham que interpreta Peter Mullan. En el reparto de esta producción de Sundance Channel, en un papel que aporta buena parte de la excentricidad de una serie rara, rara, rara, está otra actriz reconocida, Holly Hunter.

Top of the lake, que iba a ser coproducida por una televisión australiana y lleva el sello neozelandés de Campion, es una buena serie a medio camino entre el estilo británico y el americano, puede que por ese carácter oceánico del que hablamos.

Tiene cosas, pero solo poquitas, de las norteamericanas The Killing y Twin Peaks. Y apenas tiene siete episodios.

Merece la pena verla, aunque sólo sea por contemplar a Elisabeth Moss de titular.

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