Puntadas con hilo

María José Guzmán

mjguzman@grupojoly.com

Fantasmas en el mejor escaparate de Sevilla

La pandemia ha vaciado la Cartuja pero sólo es un espejismo, es la isla de las oportunidades

La pandemia ha resucitado durante un tiempo el fantasma de la post-Expo en la isla de la Cartuja. Aunque cada vez hay más edificios que retoman su actividad, durante meses, este singular ecosistema urbano que por su volumen de ocupación equivaldría al noveno pueblo de la provincia, se vació. En el Parque Científico y Tecnológico de Cartuja están instaladas más de 500 empresas, con más de 18.000 trabajadores y un movimiento diario de 30.000 personas pero, de la noche a la mañana, el tiempo pareció detenerse.

Sólo era un espejismo, pues más del 70% de estas compañías han seguido operando en los últimos meses telemáticamente. El teletrabajo está consagrado en estas empresas con altas capacidades digitales y una plantilla joven y educada en esta cultura. Ya en la anterior crisis las empresas de la tecnópolis resistieron mejor la caída y todo apunta a que ahora ocurrirá lo mismo. Hay optimismo en la dirección del parque y entre los empresarios, pues nunca como ahora Cartuja está en el foco de todas las administraciones y se ha convertido en el escaparate con mayor futuro de la ciudad.

Había muchas esperanzas puestas en que, por fin, las luces de este escaparate se encendieran este otoño, con motivo del congreso internacional de parques tecnológicos que iba a acoger Sevilla y que finalmente se ha trasladado a 2022 . Un aplazamiento que no ha dado la oportunidad de ver remozada una isla en la que casi nada es lo que parece. Su principal entrada, la avenida de los Descubrimientos, es una vía descuidada que ofrece una idea de abandono y decadencia que no se corresponde con la realidad del parque. La impresión es distinta si lo primero que el visitante ve es el Parque Magallanes y el complejo de Torre Sevilla. La colaboración público-privada ha sido clave y es la llave para seguir mejorando este territorio donde, por ejemplo, hay un canal seco con capacidad para albergar mil y una ideas y jardines de ensueño que hoy dan vergüenza.

Sevilla, que sigue dando vueltas en ese modelo productivo que le evite nuevos disgustos en un futuro, tiene en Cartuja el mejor de los escaparates y la pandemia, miremos algún lado positivo, le brinda ahora la oportunidad de ganar tiempo y prepararse aún mejor para esa cita internacional de dentro de dos años. Cuando llegue el momento no debería haber ni un bache que arreglar en el recinto, ningún bochorno que tapar. Y más que una tecnópolis con planes, Cartuja debería presentarse como una isla sostenible y referente en el mundo gracias a proyectos de los que hace ya meses que se viene hablando como el que lidera Endesa, Ecity, para  transformar el modelo energético de la ciudad o la transformación urbana prevista en la avenida Thomas Alva Edison. La calle del futuro en una isla sin fantasmas del pasado. No es una cuestión de fe, que también, si todos tienen tan claro que el modelo debe ser otro, se debería empezar por la Cartuja porque en ella están puestos ya los cimientos y son más sólidos de lo que pueda parecer.

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