Algo ha quedado claro en esta experiencia ferial y es que su animación es como una gaseosa que va perdiendo gas poco a poco. La Feria empezó con un brío fantástico, con llenazos en los dos primeros días para ir perdiendo fuerza a la misma vez que el personal iba desfondándose. Es lo normal, por lo que se extrae la enseñanza de que, se ponga en la fecha que se ponga, la fiesta irá declinando a la par que menguan las fuerzas físicas y también la adquisitiva. El experimento de este año difícilmente será extrapolable mientras no registre el calendario ese inmenso puente laboral que arrancó un viernes y acabó la noche del lunes Primero de Mayo. Ya el martes, fiesta de los madrileños, no respondió a las expectativas para ir declinando poco a poco, conque la realidad nos dice que la Feria se coge con las mismas ganas y se va abandonando de la misma forma sea cuando sea.
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