VAYAMOS al grano. La banda Picasso, la vigésima película en la carrera de Fernando Colomo, atrajo la curiosidad de 5.343 espectadores, que acudieron a verla en 60 salas esparcidas por todo el territorio nacional. Lo miremos por donde lo miremos, la cifra es un desastre, y pone las cosas en su sitio.

A la hora de lanzar titulares, de realizar ejercicios contables anuales, o de esgrimir argumentos partiendo de estadísticas, como todas estas que acabamos de ver situando al cine español en el mejor de los estados posibles, con la mayor cuota de pantalla de los últimos lustros, a golpe de entusiasmo, se nos puede escapar la cruda realidad, el estado de la cuestión.

Y sin negar lo que dicen las estadísticas, lo cierto, medible y constatable es que la última película de Colomo sólo ha interesado a cinco mil espectadores en toda España, del mismo modo que la última de Emilio Martínez Lázaro, La montaña rusa, sumó 15.000 espectadores, y la última de José Luis Cuerda, Todo es silencio (con el aval de Manuel Rivas firmando la historia), poco más de 20.000.

¿Qué tienen en común todas estas películas, además de estar firmadas por tres de los cineastas en activo más veteranos y prestigiosos de nuestro país? Pues tienen en común que se trata de proyectos impulsados y participados por TVE. Dicho de otra manera: tal vez sin el concurso de la televisión pública no habrían podido llegar a ver la luz. Volvamos a La banda Picasso, rodada en París y Budapest, promocionada en todos los programas de RNE y TVE, y en sus pausas, hasta la saciedad. La primera película española del año para público adulto del 2013. ¿Qué está pasando? Que alguien conteste.

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