TRÁFICO Cuatro jóvenes hospitalizados en Sevilla tras un accidente de tráfico

ESTÁBAMOS anoche a la espera de cómo los Alcántara iban a vivir los primeros momentos sin Franco, el originario final de Cuéntame que será una simple meta volante hasta que el proyecto, por alguna razón, diga basta. La parsimonia en el relato de la despedida del dictador se ha aproximado a la artrítica angustia que vivió la sociedad española de aquellos días. En la vida real fue una agonía telegrafiada y en la ficción de los Alcántara se ha vivido una detenida recreación, unos capítulos a cámara lenta, para aprovechamiento de la cuota de audiencia. Cuéntame está muy bien hecha, desde su preparación a su posproducción, y los premios que agobian su vitrina la ratifican como la mejor serie nacional desde que existe la competencia de las privadas. Tal vez en algunos momentos juegan con la curiosidad del personal y la aproximan, por tanto, al vulgar culebrón.

Cuéntame es una ficción que modela la historia. Las historias, la intrahistoria, son las que ahora modelan la parrilla cuando los marbelleos y pantojeos varios se agotan. En las tardes del puente y próximas vacaciones los reportajes y conexiones de Andalucía directo y España directo son las más limpias opciones para las horas que no terminan de morirse. La realidad que intentan retratar los reporteros se ribetean con las ínfulas de algunos protagonistas, que fictician los momentos. Ayer mismo unos bañistas se convertían en orfeón navideño, con un anciano con pose de Luis Cobos en meyba. Ambos espacios no aspiran al espejo exacto. Aliñan la realidad, para que coja saborcillo. Los propios programas también cocinan sus historias. Canal Sur va a eliminar la edición de Andalucía directo del fin de semana, lo que va a suponer el despido de diez compañeros. Las preocupadas reuniones darían para un interesante reportaje. Nuestra solidaridad con los posibles despedidos.

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