HASTA el viernes no había caído en el capricho de examinar el corte de los trajes que gastan Francisco Camps, presidente de la Comunidad Valenciana, y Ricardo Costa, el portavoz del PP. Son unos trajes de calidad, de hechura y caída impecables: también las camisas a medida y las corbatas. El juez Garzón considera que una parte del guardarropas de ambos políticos procede de los "sobornos en especie" que recibieron, a cambio de favores, de la trama de corrupción de Francisco Correa. Lo de "sobornos en especie" suena gracioso, tanto que hay quien duda que el cohecho se pueda satisfacer mediante efectos de sastrería y no digamos de alimentación. Sin embargo, el "soborno en especie" es uno de los más viejos, universales y aceptados recursos para pagar favores. El cacique alpujarreño Natalio Rivas ya convirtió a comienzos del siglo pasado el jamón en divisa universal del unto. ¿Y quién no ha recibido un jamón o una corbata? Quizá por eso mueva a risa, pero ¡ay, si hablaran los fondos de armario y las despensas! La diferencia entre el agasajo y el soborno es cualitativa y cuantitativa. Camps y Costa recibieron, según Garzón, 20.000 euros en trajes: chaquetas, cinturones, una deportiva, una chaqueta austriaca, una barbour, otra de fantasía, un esmoquin y un chaleco blanco para ver al Papa. Como el de los pelegrinitos pero de marca.