La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Frecuentar el Museo es obligatorio

Padre, me acuso de que no voy al Museo la cantidad de veces que debiera dada mi condición de vecino de la enorme pinacoteca sevillana. Es un pecado, lo sé, de lesa sevillanía no frecuentar el viejo convento mercedario cuando tan cerca lo tengo, de ahí este acto de contrición que me lleva a confesión. Y prometo, padre, no pecar más, no caer más en esta falta de sensibilidad. Por todo eso y con dolor de corazón acepto la penitencia que usted, padre, opte imponerme. Todo, claro, bajo la promesa de ir más pronto que tarde a la magna exposición que acaba de inaugurarse en recuerdo del pintor más sevillano de cuantos parió madre alguna. Cincuentaicinco obras cumbres de Bartolomé Esteban Murillo que han venido del Prado, de Londres o Nueva York ya lustran las paredes del Museo y allí que estará un servidor con la promesa de volver cuantas veces sea preciso.

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