Crónica levantisca

Juan Manuel Marqués Perales

'Futbolítica'

EL fútbol omnipresente ha contagiado la política. Un partido cuyo resultado es 2-3 significa la victoria de los segundos sin más. Campeones. La representación electoral es bien distinta. 2-3, de un parlamento de cinco, tres son de un partido; dos, de otro, una muestra de la opinión de los otros. El PP quiere que las elecciones municipales sean un partido, pero de fútbol. Si en un ayuntamiento obtienen representación cinco partidos, el primero, aunque haya obtenido un 29%, colocará al alcalde presidencial. El 24 de febrero de 2009, el Consejo de Estado emitió un informe negativo a la elección directa de alcalde; por eso, porque denigraba al Pleno, que es la representación popular, en manos de un presidencial sin ningún contrapeso de poder. No es nuestra cultura. La democracia directa -la del PP con sus ayuntamientos, la del PSOE con su elección directa sin congreso y la de Podemos- es menos democracia porque el resultado es el caudillismo. Al tiempo. Algunos ya han enseñado la patita. El PSOE también quería la elección directa de alcalde, pero mediante una segunda vuelta, para agrupar los votos. El PP se opuso. Es el mismo debate del año 2004: la elección directa sin más beneficia al PP; la segunda vuelta, a las izquierdas, pero el Consejo de Estado dijo no. Ahora Rajoy lo recupera ante la ola roja de las municipales de 2015.

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