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La ciudad y los días

Carlos Colón

Gastar para nada

TITULAR y sumario publicado esta semana en nuestro periódico: "Canal Sur tendrá unos 20 millones de déficit en 2009. La facturación publicitaria por mes apenas supera los 3 millones de euros, cuando tiene presupuestados 67 millones por ingresos comerciales en este ejercicio". Esto es una mala noticia, pero no la peor. La peor es que este déficit, más el abultado presupuesto anual de 180 millones de euros con el que usted y yo hacemos posible la existencia de Canal Sur, se traduce en la programación mayoritariamente cutre, folclórica en el peor sentido de la palabra y no pocas veces grosera que parece empeñada en mantener vivos a principios del siglo XXI (y en versión degradada) los peores y más rancios tópicos de Andalucía; añadiéndole las piezas más vulgares que se puedan cazar en la actual selva audiovisual.

Puede entrar en la lógica de las cosas que una televisión pública sea deficitaria por cumplir su función. Es decir, por ofrecer calidad en un mercado dominado por la abyecta competencia a la baja; por ser un vehículo de divulgación cultural; por ser un escenario en el que se muestre la pujanza creativa andaluza del hip-hop a la música de concierto, de los barrios a los conservatorios, de la copla a la retransmisión de las actuaciones de las grandes orquestas andaluzas, de los montajes de grupos de teatro independientes a la creación audiovisual, de las artesanías a las vanguardias; por ser una plataforma desde la que los valores históricos, patrimoniales y medioambientales de Andalucía se den a conocer a los andaluces y al mundo; por ofrecer una información independiente y rigurosa que se complemente con serios programas de debate (no de griterío) y entrevistas que analicen reflexivamente las cuestiones de mayor actualidad. Sin embargo, estamos de acuerdo en que no es el cumplimiento de estos fines lo que explica el déficit de nuestra televisión pública.

Entonces, ¿para qué sirve este baile de millones que tanta falta harían en sanidad o educación? Supongo que para tener un público cautivo. Cautivo de sus limitaciones culturales, en las que parece conveniente confinarle. Cautivo de la emisión de mensajes institucionales, siempre favorables al partido que desde su fundación controla Canal Sur. Una especie de PER audiovisual que fomenta una provechosa dependencia. Porque este Canal Sur que tanto dinero nos cuesta fue la emisora más vista en Andalucía en cinco de los seis primeros meses del presente año. ¿Refleja, entonces, el gusto de muchos andaluces? Ciertamente. Ella misma, con la ayuda de nuestro sistema educativo, se encarga de hacerlo posible.

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