TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

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Ignacio Gago

Generación del 69

EN España somos así. Para que el Congreso elija presidente del Gobierno hacen falta 176 votos favorables; para llevar a cabo una reforma de la Constitución 210 diputados; y, hasta el reciente y polémico cambio de la ley por el ejecutivo popular, para nombrar al presidente de RTVE era imprescindible contar con el respaldo de 233 señorías. Visto así, incomprensible. Salvo sorpresa, dentro de unos días Leopoldo González-Echenique se convertirá en el máximo responsable de la radiotelevisión pública con el apoyo de los 186 diputados del PP y alguno que pueda rascar. Abogado del Estado nacido en 1969, su perfil es el de un gestor que intentará meter en cintura el presupuesto de la Corporación. Los que han cobrado y siguen cobrando millonadas de RTVE -algunas estrellas y productoras- lo temen más que un nublado tras conocer que González-Echenique escribió en 1998 -diez años antes del aterrizaje de la crisis económica- un artículo para una revista de Derecho administrativo titulado 'La percepción de retribuciones indebidas y excesivas por personal al servicio de las administraciones públicas'. Todo un síntoma.

El año que González-Echenique fue nombrado a dedo director general de RTVE un político procedente del Movimiento que respondía al nombre de Adolfo Suárez. No lo hizo mal, tampoco la misión que se le encomendaría a la muerte del dictador. En ese 1969 de Galas del sábado, Salomé ganando Eurovisión, los capítulos de Ironside o la serie Conozca usted España, en la Segunda Cadena se emitía un ciclo de Bardem y Berlanga y los telediarios eran un BOE visual. Con Hermida en la cresta de la ola tras su narración del hombre pisando la luna, se estrenaban en TVE Tip y Coll, dúo que popularizó en la tele durante la Transición aquello de "y la próxima semana, hablaremos del Gobierno". A su pesar, González-Echenique, su próximos directores de TVE y RNE y quien releve a Fran Llorente como jefe de informativos de la cadena, deberán hablar muchísimo del Gobierno y la oposición. En esos tres nombramientos recae el meollo de la cuestión sobre el futuro de RTVE. Especialmente en unos telediarios que serán escrutados con lupa más que nunca. Unos informativos que, desde que se aprobó en 2006 la nueva ley para RTVE, se han dejado por el camino 400.000 espectadores y 8 puntos de audiencia entre las ediciones de sobremesa y noche.

El PSOE ya ha adelantado que recurrirá el cambio de elección del presidente de la Corporación ante el TC. Olvidan demasiados que las elecciones no se ganan o pierden con los telediarios a favor del Gobierno de turno. Felipe González los tuvo y cayó derrotado en las urnas, lo mismo que Súarez y Calvo-Sotelo, Aznar y Zapatero. Para empezar, porque los telediarios no son los únicos guardianes ni del Periodismo ni de la información independiente.

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