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Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Gerónimo y Moby Dick

LOS jefes del Pentágono le pusieron Gerónimo, así con ge, a la operación para cazar a Ben Laden. Falta de respeto al legendario jefe apache por partida doble, si se considera su tenaz resistencia en la segunda mitad del XIX ante un enemigo muy superior y la equiparación con un terrorista de la catadura de Ben Laden. Aunque en la Casa Blanca tienen muy fácil justificar el uso de su nombre: podrían decir que se le puso a la intervención Gerónimo no por el jefe de Al Qaeda sino por la unidad que iba a eliminarlo. De hecho, el ejército de los Estados Unidos presume de la denominación Apache; le puso así al mejor helicóptero de ataque del mundo.

Los responsables de bautizar las operaciones militares americanas eran unos románticos. El desembarco en Normandía, el 6 de junio de 1944, con el que se inició la recta final de la II Guerra Mundial, se llamó operación Overlord, que podría traducirse como jefe supremo. El comandante en jefe de aquel ataque, el general Eisenhower, se convirtió en presidente de Estados Unidos ocho años después. Y a una de las primeras grandes operaciones militares americanas en Vietnam, en 1966, le pusieron Hasting, en recuerdo de una de las batallas de la conquista de Inglaterra por los normandos en el siglo XI.

Cuando han abandonado la cultura romántica y han utilizado lemas propagandísticos no siempre han acertado. Por ejemplo, llamarle Libertad duradera a la invasión de Afganistán hace diez años para buscar a Ben Laden en cuevas remotas de ese país, resultó ser una torpeza. Ni estaba allí, ni se ha conseguido liberar ese territorio, sumido en una inestabilidad perpetua. Ni romántica ni propagandística, España eligió una nomenclatura vulgar para su operación militar contra el islote Perejil en 2003. Dos palabras del alfabeto internacional de navegación, el alfa, bravo, charlie. Eran la erre y la ese, Romeo Sierra. Puede pensarse que era demasiado convencional, pero tampoco fue el desembarco de Alhucemas de 1925, precisamente.

Por el contrario, la policía nacional es más original al bautizar sus operaciones. Como la gota Malaya que acabó horadando la Roca corrupta marbellí. Otros casos nos han permitido aprender idiomas. Gracias a eso, toda España sabe que correa se dice Gürtel en alemán. Aunque no siempre la imaginación policial acierta con las lenguas. A la redada contra la corrupción municipal en la malagueña Estepona le pusieron Astapa pensando que era el nombre fenicio de la localidad, pero era la denominación cartaginesa de Estepa, en Sevilla. El Ballena Blanca se llamó así por un blanqueo de capitales descubierto en la Costa del Sol. Este caso nos devuelve a Ben Laden, considerado en Estados Unidos un monstruo tan feroz y escurridizo como la criatura de la novela de Herman Melville. El líder de Al Qaeda era más Moby Dick que Gerónimo. Sin duda.

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