Puntadas con hilo

María José Guzmán

mjguzman@grupojoly.com

Gobernar con otro estilo

El tiempo dirá si Muñoz es un alcalde acertado pero, de entrada, es otra cosa y eso ya dice algo

Antonio Muñoz ha llegado a la Alcaldía accidentalmente y con el mandato de llevar hasta el final el proyecto de su antecesor, Juan Espadas. Eso es así, pero no ha tardado mucho en demostrar que la suya no será una mera etapa continuista, sino que llevará su impronta, su marca, ésta que tan bien ha pintado de amarillo Lugaredo y que, sin prisa, está empezando a verse en el espejo de la ciudad. En los 30 días justos que lleva de alcalde ha enseñado otra forma de trabajar y la ha puesto en práctica con un estilo nuevo que, de entrada, ya es de agradecer.

Un ejemplo es su nueva estrategia de atención a los barrios, esos territorios que apenas había pisado el hoy alcalde en su anterior rol de munícipe. Y donde, probablemente con razones de sobra para ello, la visita puntual de los políticos de turno enerva al personal, sobre todo, si de fondo de oyen los tambores electorales. Y ya nadie puede cuestionar que estamos en el inicio de una campaña eterna.

Por ello, Antonio Muñoz tiene por delante un reto muy grande, un marronazo, dirían algunos. ¿Cómo intentar cambiar en poco más de un año la realidad enquistada de zonas cuyo único ranking conocido es el de la miseria? Y algo más: ¿por qué se van a fiar de alguien a quien nadie ha votado para ese puesto y que, en la mayoría de los casos, acaban de conocer? Fácil no es, pero la táctica estrenada esta semana por el nuevo alcalde supone un cambio radical y se traduce en una actitud proactiva: ayer Muñoz inició un particular tour por los barrios donde, lejos del marketing, la intención es trasladar el despacho a la plazoleta, la asociación vecinal o el comercio y analizar allí, de la mano de los afectados, la situación y sus posibles soluciones. Así, ayer el equipo de gobierno al completo se trasladó a Cerro-Amate para decidir, haciendo gala de esa Sevilla compartida, las primeras acciones en esos barrios. Y esto no sólo demuestra una actitud decidida, sino que marca unos objetivos y prioridades y la elección de este distrito como primer distrito se debe al hecho de que engloba a varios territorios de esos que encabezan la vergonzosa clasificación nacional. El nuevo alcalde no quiere equivocarse prometiendo lo que no puede cumplir y quizás ese diagnóstico común y sobre el terreno le ayude.

Pero una vez que haya comprobado de primera mano la cruda realidad, ¿luego qué? Escuchar, proponer y buscar sinergias, convencido de que, entre todos, o con la habilidad de todos, algo se podrá conseguir. Es su idea y, de momento, es distinto. Son formas de un buen líder porque, además, aporta algo clave: se apoya en su equipo, acude arropado por todo su gobierno, sin protagonismos.

Muñoz no debería caer en el error de compararse con nadie, de buscar referentes en otras etapas de gestión en Sevilla, por muy transformadoras que hayan podido resultar a la larga. Su mejor tarjeta de presentación es no parecerse a ninguno de los que le han precedido en la Alcaldía. Para muchos ésa es la esperanza.

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