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Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

El Gobierno 'Jekyll-Hyde'

Más brillantez que coherencia. Sánchez ha fichado ministros que, con el tiempo, pueden resultar incompatibles

España no es negra, como aseguran sus enemigos seculares, sino novelera, profundamente novelera. Un buen ejemplo lo encontramos en la excesiva algarabía que ha producido el nuevo Ejecutivo elegido por Pedro Sánchez. No era difícil contentar al respetable. Después de algunos especímenes recientes (hay que remontarse a la era Zapatero), el kilo de ministro estaba tan barato que a todos nos ha sorprendido que el nuevo inquilino de La Moncloa haya elegido un equipo de gentes capaces y de contrastada experiencia. Eso sí, Sánchez no nos ha ahorrado la gracieta con la elección de un ministro de Cultura, el periodista televisivo y escritor mediático Màxim Huerta, cuyos méritos para llegar al cargo se desconocen. A la izquierda se le suele llenar la boca con la palabra cultura, pero después, a la hora de la verdad, le da tratamiento de pariente pobre. Para eso, casi mejor los desdenes de casino provinciano de la derecha.

El jolgorio con el que se ha acogido al nuevo Gobierno es un tanto exagerado, propio de un país que es capaz de condenar a alguien a la mofa generalizada y, a los diez días, hacerlo presidente del Gobierno. Por mucha experiencia y calidad que tengan los ministros, ni la aritmética parlamentaria ni el escaso tiempo del que dispondrán (apenas media legislatura) les permitirán hacer grandes cosas. Da la sensación de que Pedro Sánchez, más que un Gobierno, ha confeccionado un bonito escaparate para captar sufragios en las próximas elecciones. En general, se observa más brillantez que coherencia. Quizás debido a sus ansias por contar con primeras figuras en el Ejecutivo, el nuevo presidente no ha sopesado lo suficiente que ha fichado a ministros que, con el tiempo, pueden resultar incompatibles. Abusemos de las etiquetas: un conservador (Marlaska) en Interior y una progresista en Justicia (Delgado); un jacobino en Exteriores (Borrell) y una federalista criada en el tripartito catalán en Política Territorial (Batet); una colaboradora de Susana Díaz en Hacienda (Montero) y un adversario de ídem en Agricultura (Planas)... Más que un Gobierno Frankenstein, estamos ante un Ejecutivo señor Jekyll y señor Hyde, por seguir con las metáforas terroríficas.

Claro que también podemos hacer una lectura positiva y hablar de Consejo de Ministros yin-yang, los dos conceptos opuestos que, según el taoísmo, aseguran la armonía del universo. El tiempo, ese constructor-destructor, nos irá desvelando el misterio.

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