CON permiso del Wisla polaco de Cracovia y a sabiendas de que el tiempo no lo impedirá, la decisión de esa especie de Tribunal Supremo del deporte que es el TAS juega muy a favor del Barça. Le ha dado la razón en el caso Messi y, por si fuera poco, le permite una lección de paternalismo con la que ganarse al joven genio para toda la vida. Ya se sabe lo que significa toda la vida en este mundo del fútbol, justo hasta el próximo desencuentro, pero por lo pronto queda impecable la postura barcelonista, caballeresca y tal, con eso de no haber querido hacer uso de una ley que le apoya como no podía ser de otra manera.

Está claro que a las estrellas auténticas no se les puede contrariar. Sólo había que fijarse en la cara de Messi cuando fue a darle las gracias a Riquelme por su extraordinaria asistencia para constatar lo que hubiese sido dejar al niño sin el juguete de los Juegos Olímpicos. Era la imagen rotunda de la alegría y me lo imagino en su interior dándole las gracias a su club por no haber hecho uso de su derecho. Ahora sólo falta que los polacos no hagan una gracia en la previa de Champions para que a Laporta no lo linchen al amanecer por su permisividad. Ese es el único punto que juega en contra de la caballerosa postura blaugrana, pero no parece que vaya a pasar, ¿no?

Otro capítulo a tener en cuenta en este caso con aparente final feliz es el palmetazo que le ha dado el Tribunal Arbitral del Deporte al prepotente Blatter. Rafinha, Diego y Messi, tres de un plumazo, las tres reclamaciones han sido respondidas como no esperaba el gran mandarín y eso abre una brecha muy buena para los clubes. El Barça va a pescar una buena redada y esto creará jurisprudencia para que las selecciones se dejen de bolos, o que esos bolos los lleven cabo con los futbolistas que no emigraron en busca de una vida mejor remunerada. Golazo ayer de Messi a Costa de Marfil y golazo por la escuadra del Barça... con permiso del Wisla de Cracovia, claro.