el poliedro

José / Ignacio Rufino

Google News: la batalla de España

Google News ha cerrado en España al hacerse patente que el Gobierno español iba a establecer un canon por tráfico ajeno

GOOGLE es una maravilla: es el mundo en tus manos. Confiéselo, usted está enganchado a Google; yo lo estoy sin duda, lo utilizo a diario un buen número de veces, casi no sabría qué hacer sin él. Su condición de "primer entrante" en un sector en brutal expansión y su eficacia técnica lo hacen el dueño. Nadie le hace sombra, lo cual es tan bueno para la propia compañía -que se ha ganado con brillantez su monopolio de facto- como potencialmente intrusivo para los usuarios, que nos dejamos la privacidad a tiras en la red con la inestimable colaboración de Google: asumamos nuestra dependencia y no la proyectemos en el traficante. Que cada uno decida opinar si este poder es el sino de los tiempos, si esto es una mejora democrática planetaria de primer orden, o si prefiere opinar que la ciencia ficción -simbolizada hoy en la expresión "El Gran Hermano"- dio en el clavo, y somos no ya hormiguitas dentro del Universo, sino que también los somos en la Tierra. El buscador global de referencia y líder indiscutible de su sector en España y en todo el resto de Europa -la competencia desarrollada en esta parte del mundo es testimonial y peor- es, para colmo, la empresa más deseada por los empleados del mundo (según Glassdoor, una web de referencia en la evaluación anónima de los empleados acerca de sus propias compañías). Si permiten la anécdota, el inefable Berlusconi hace unos años ya preveía la centralidad del buscador de internet en nuestras vidas, pronunciando su nombre de forma hilarante: "Gógol", con fuerte acento "americano" (es un decir. Véanlo en Youtube, otro coloso de nuestra era).

Google es por tanto una empresa con un poder de negociación descomunal ante sus clientes y sus proveedores, y también, como hemos dicho, sobre sus millones de usuarios. Y se puede permitir no pagar por su materia prima… "y si me pisas el callo, te planto y punto. Y más si eres un pícnico global como España. Que tomen nota los demás: si me presionas desde tu Gobierno para que pague algo por los contenidos que distribuyo, cojo la puerta y me largo". Es lo que ha pasado esta semana con Google News (empresa en la que no trabaja un solo periodista), el distribuidor de noticias de la casa, que cierra en España ante el anuncio del Gobierno de una ley para que pague un canon por uso de contenidos que ha producido y pagado otro. En el fondo, no es sólo esta plataforma específica la que distribuye: cualquier cosa acaba siendo distribuida por Google, incluidos los contenidos premium o de pago de los periódicos digitales. Los pequeños más o menos identificables sí son pececitos rémora alrededor del Gran Blanco de los océanos de internet, y se ríen mucho de los medios "tradicionales", cuyo pataleo ha provocado la espantada.

A este campo no le pone puerta más que la propia Google. Es cierto que la situación de la prensa escrita es típica de un sector abocado a reinventarse. En el camino, Google es sin duda un candidato idóneo -el candidato idóneo- para dar difusión a la publicidad que los medios contienen. Todavía la publicidad en internet es mucho más barata que en papel, por lo que lograr esa escala que te puede proporcionar Google es en sí mismo un servicio valioso para los fabricantes de noticias y opinión. Es ése un argumento de peso de Google en esta guerra que será de largo recorrido y alcance internacional, cuya Batalla de España acaba de comenzar. Ya en Alemania hubo otra que acabó con la vuelta de Google News, tras entrar los medios de peso en crisis de pánico. Algo similar ha ocurrido aquí. Como siempre desde hace tres décadas, los grandes asuntos son globales, y lo de España es un mero hito: la negociación, como la de los paraísos fiscales, debe ser multinacional en este asunto. Y lo será. Quizá demasiado tarde para algunos.

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