Gracias, 'Leslie', por no venir

'Leslie' en el Parque de María Luisa hubiera causado un estropicio que es mejor no pensarlo

Ha sido una suerte para Sevilla que Leslie decidiera a última hora no venir a estropear el puente del fin de semana de la coronación de la Virgen de la Victoria, también llamado del Pilar, o de la Fiesta Nacional, la Hispanidad, etcétera. Estaban las criaturitas turísticas en la puerta de la Catedral, y por ahí, con la mujer del romero, en el check in de los hoteles y abarrotando bares, cuando se supo de la existencia de un huracán derivado a tormenta tropical llamado Leslie, que en principio iba a pasar por Canarias, pero que después cambió de idea. Leslie venía por las Azores (unas islas de las más sufridas), y dijeron que seguiría por el Golfo de Cádiz y la costa atlántica andaluza, con riesgo de que se diera una vuelta por Sevilla. Nos echamos a temblar…

No hay que ser agoreros, pero puestos a ponernos en lo peor de lo peor, ahí era nada lo que se nos venía encima. Si entraba por la costa atlántica iba a destrozar otra vez las playas de Huelva y de Cádiz, y Pedro Sánchez no podría veranear en Doñana. Y Sevilla... Como resumiría Manuel Machado. Me refiero a que si Leslie hubiera pasado por Sevilla, ¿qué diríamos hoy del arboricidio? Las talas veraniegas de Parques y Jardines se hubieran quedado en un juego de niños a su lado.

Leslie, cuando apea, es que apea de verdad. Leslie en el Alcázar hubiera sido peligrosísima, Leslie podría haber enviado algún palo borracho contra la estatua del Cid Campeador. Leslie en el Parque de María Luisa hubiera causado un estropicio que es mejor no pensarlo. Ante los riesgos, ya se sabe lo que hace el Ayuntamiento: cierra los parques. No pasarán. No pasa nadie. Pero los árboles se quedan dentro, y algunos se apean por cuenta propia.

Menos mal que a Leslie se le ocurrió pasar por Coimbra, que está en Portugal, y seguir hacia Cataluña y Francia. Por esos territorios causó estragos. Y aunque nos compadecemos, viendo los males de los vecinos del norte, también queda el lógico alivio porque de buena nos hemos librado.

Leslie era como los hooligans ingleses, pero en modo huracán. De hecho, Leslie tiene nombre de gachí hooligan. La coincidencia hubiera sido funesta y se hubiera cargado el puente. Puede que no sólo el puente festivo, sino incluso el del Centenario, o algún otro. La decisión de Leslie para irse al norte, fue oportuna para el alcalde, Juan Espadas, al que hubieran acusado de no prevenir la llegada de huracanes. Y otros dirían que habían apeado pocos árboles para los que había que apear, y que por eso el huracán echó el resto.

Gracias, Leslie, por no venir. Y ahora dile a la Dana que riegue las botellonas.

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