Partidazo habemus así que den las nueve en todos los relojes de Nervión y podamos cumplir con el soñado objetivo de mandar a hacer puñetas al malhadado síndrome de abstinencia. Sevilla-Athletic Club, antes Atlético de Bilbao, de igual manera que el Sevilla era Club de Fútbol y no bajo ese anglicismo de Football Club. Un clásico de la Liga antes de ser LaLiga, mucho antes, de cuando Dato era surcada por un magnífico bulevar.

Están cuajando una gran campaña los dos, aunque son hasta seis los puntos que los separa en esta cita final de la primera vuelta. Aunque el tremendo triple que le enjaretó Joaquín la tarde de la Inmaculada lastró bastante su andadura, los leones andan rugiendo más fuerte que lo que solían en los últimos tiempos. A la orden de un viejo cachorro como Gaizka Garitano y aun lamentando la ausencia del ardillesco Muniaín, los leones están reeditando viejas versiones.

Pero quien espera es el Sevilla en su particularísimo Huerto del Francés, aunque en este curso estén saliendo de él por sus pies más de los visitantes deseables. Está la tropa de Lopetegui rentabilizando más positivamente los viajes que cuando le toca ejercer de anfitrión y sólo hay que recordar la última comparecencia de local. Aquella derrota sufrida con el Villarreal se restañó por vía rápida y de VAR en Palma, pero fue ciertamente dolorosa por cómo se evidenció la falta de gol.

De todas formas se tiene claro que en esta primera noche de fútbol del bisiesto es el Sevilla quien parte de favorito por muy alto que rujan estos leones que atacan a la voz de ese experto en el otro fútbol que es Raúl García. Será en un pleito que trae en su valija un apetitoso botín, pues aunque todos los partidos valen tres puntos, a estas alturas de ecuador de Liga y por la prosapia de los litigantes se hacen más apetecibles. Si además se le da carpetazo al mono de fútbol, mejor que mejor.