POSIBLEMENTE haya ocurrido antes, pero a servidor no le consta un caso como el de Héctor Cúper, que ha sido destituido de dos equipos en el mismo curso. Es más que posible que alguna vez en algún lugar haya ocurrido un baldón profesional como el que le ha caído al otrora competente técnico argentino en unos pocos meses, en un insignificante espacio de tiempo. Le dieron puerta en el Betis y ahora ídem de lienzo en el Parma a sólo una jornada del final. Afortunadamente, el Betis reaccionó a tiempo y el duelo fue a primera sangre, algo que no tienen tan claro los aficionados parmesanos, ni muchísimo menos.

Afortunadamente, el cielo iluminó a Lopera para que el relevo fuese con el tiempo suficiente para que el Betis no se fuese a hacer puñetas antes de lo que puede irse en un futuro sin plazos conocidos. Y lo cierto es que Cúper fue un entrenador de prestigio, de muchísimo prestigio tras sus campañas en Palma y en Valencia. Un discípulo aventajado de Carlos Timoteo Griguol, gurú de los banquillos argentinos y otro icono utilizado por Lopera para prestigiar un proyecto sin pies ni cabeza, con tan pocos pies y nula cabeza que, con la ayuda de un Guus Hiddink que vino a tomarse unas vacaciones pagadas, el Betis se despeñaba en el descenso más ominoso que se recuerda.

Griguol, Hiddink y Luis Fernández son el paradigma de técnicos con relumbrón que llevaron al Betis a la hecatombe. El primer proyecto serio que Lopera echó a la basura lo planteaba un Clemente que sacó al Betis de una situación aparentemente imposible. Luego llegaron otros proyectos, archiconocidos por cierto, que también fueron al cubo de la basura. Ahora está a punto de seguir el mismo camino el que ofrece Paco Chaparro para que en el club continúen inútiles sin puñetera idea o, peor aún, que prefieren decirle a Lopera lo que éste quiere oír en vez de obrar por el bien del Betis. ¿No se ha quedado libre Cúper? Pues, nada, a repescarlo se ha dicho, total...