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Desde el fénix

José Ramón Del Río

Griñán

LA concesión a una empresa, propiedad de la mujer del número dos del PSOE, en Andalucía, de subvenciones de dinero público, por más de 700.000 euros es un suceso de importancia política. Los que defienden esta percepción dicen que es legal y que lo que se ha recibido es un ínfimo tanto por ciento respecto de las que se han concedido para esa misma actividad, de formación de parados. Así será, si lo dicen, aunque queda por explicar por qué una empresa recibe, a los cinco días de constituirse, parte de la subvención total, cuando ninguna ejecutoria en su campo de actividad podía presentar.

Pero de este suceso lo que me llama la atención no es el suceso en sí, porque no es el primero, sino la actuación de nuestro presidente de la Junta, don José Antonio Griñán. Quiere que se le llame Pepe, como quieren sus correligionarios que se llame La Pepa a la Constitución de Cádiz de 1812. En el caso del presidente, supongo que lo hace para crear un clima de confianza y en el de la Constitución gaditana -supongo- que para evitar pueda ésta asociarse con la alcaldesa de Cádiz, que es del PP. Pero a mí Pepe Griñán, después de esto, no me inspira ninguna confianza, y me explico: se trajo de Córdoba a un treintañero, sin carrera y con un currículo en blanco y del que sabía tan poco que ni siquiera sabía que su esposa tenía una empresa para formación de desempleados, y lo hizo su número dos en el partido. En los tiempos de vino y rosas, se paseaba con él por el Parlamento -según foto publicada- cogido del brazo y haciéndole, sonriente, confidencias al oído. Pero ha bastado que se publiquen las subvenciones percibidas para que reediten las negaciones de San Pedro, aunque, en su caso, sin lágrimas. Ya antes no había sido muy leal con su antecesor, el ex presidente Chaves, que era su amigo y mentor. Por ello, es de suponer que los que le rodean tampoco se fían de él. Además, cuando su apadrinado dimite como diputado y como vicesecretario del partido, comenta que de ser Velasco "no habría dimitido" y explica que, como lleva más tiempo en política, resiste mejor. Con ello manda el mensaje a los jóvenes políticos de que, si te pescan, aguanta, aguanta, que ya vendrán tiempos mejores. Ahora Velasco no tiene más solución que inscribirse en la escuela de su mujer, de formación de parados.

Griñán es el presidente de la Junta de Andalucía, elegido por sus compañeros de partido, a los que los votos de los andaluces confieren esa facultad. Pero los que no le hemos elegido también tenemos derecho a que nuestro presidente sea leal con sus colaboradores y compañeros y que asuma las responsabilidades que corresponde a quien elige.

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